domingo, 26 de junio de 2011

OWNED (Un mal día lo tiene cualquiera)

Un informático, por bueno que sea más tarde o más temprano meterá la pata. También es cierto que la severidad del fallo no siempre depende de lo gañán que sea el informático.
Pero de su profesionalidad y buenos reflejos dependerá que su error se quede en anécdota o llegue a catástrofe.
En el caso de quién suscribe, modestia aparte, han sido siempre anécdotas aunque alguna se ha aproximado peligrosamente a la catástrofe. Pero, ¿qué sería de la vida sin estas cosas?

- Montas un equipo (o peor, un servidor) y cuando lo has colocado, enchufado y preparado recuerdas que no conectaste los cables de la fuente de alimentación. O te dejaste el disco duro fuera.
- Después de salvar cuidadosamente los ficheros de una partición en otra, formateas la partición... donde acababas de hacer la copia de seguridad.
- Haces delete y te cargas miles de registros en una tabla de una BB.DD.
- Envias un correo muy detallado y con información comprometida... justo a la última persona a quién deberías habérselo mandado.
- Se te cae el sistema un viernes media hora antes de salir.
- Tiras un servidor de correo montando dos respuestas automáticas en bucle.
- Tiras una red montando dos routers en bucle.
- Tiras un servidor porque te equivocaste al desenchufar un cable eléctrico.
- Incomunicas la empresa por confundir un cable de teléfono con uno de datos.
- Te cargas una impresora de cera (Xerox, antes Tektronix) por moverla en caliente.
- Un monitor o un PC acaban estrepitosamente en el suelo.
- Después de horas de trabajo editando un documento... no lo guardas.
- Machacas un documento valioso con otro sin valor, que tenía el mismo nombre.
- Reinicias un servidor que dio un mensaje de error y... nunca más vuelve a arrancar.
- Montas un servidor y no recuerdas la clave del sistema operativo.
- Tocas algo que funcionaba bien... y lo escoñas.
- Te empeñas en montar una memoria... hasta que descubres que no tiene el mismo número de contactos que la ranura [si aún así consigues montarla, entonces eres un crack]
- Enchufas un PC, pega un pepinazo, quemas la fuente de alimentación y dejas sin luz a toda la planta de una organización [sí, es increíble, pero ya bien entrado el siglo XXI, algunas fuentes venían con el conmutador a 125 V]
- Intentas una configuración novedosa de los Access Point para mejorar el rendimiento... y dejas sin Wi-Fi a toda la organización.
- Por suponer que tu propio ordenador es invulnerable, no haces backup hasta el día que muere el disco duro.
- Después de muchas e infructuosas horas, descubres que el programa que quieres instalar es incompatible con la versión del S.O.

Esta lista se puede aumentar hasta el infinito y más allá...

domingo, 19 de junio de 2011

El no por el no: justificando gastos.

Recordando ayer los viejos tiempos, evoqué una etapa en cierta empresa rastrera, ruin y miserable donde se miraban con lupa las hojas de gastos.
Funcionalmente me parece correcto que esos gastos se fiscalicen. Está muy bien que gastes donde y cuando nadie te ve y tu empresa te abone sin rechistar, pero eso da lugar a abusos.
Es cierto que en algunas ocasiones, existe la tentación de sisar. No diré que esté a favor ni en contra pero sí que hay extremos.

Un caso típico es facturar un gasto que no se ha producido. Yo digo que he ido a Mallorca a resolver una incidencia: dos días, vuelo, hotel, dietas y... realmente lo pude solucionar desde casa en remoto.
Claro, estoy estafando a la empresa. Pero eso no es posible porque la empresa me exigirá, como es de ley, mis facturas. Hasta ahí correcto.

También es cierto que hay gastos difícilmente justificables. Me compré una lata de Coca-Cola y un sandwich en la máquina del aeropuerto y eso no tiene ticket. Ahí tendrá que ser la buena fe de la empresa. O cogí un taxi del aeropuerto hasta el hotel y ¡con las prisas olvidé pedir el recibo!
En este último caso ¡vaya! aún no habiendo recibo, uno puede entender que tomar un taxi del aeropuerto al hotel es una necesidad objetiva y si la cantidad que se reclama es lógica, tampoco debería haber mayor problema. Pero eso se lo plantea la gente normal en las empresas normales. En las empresas caracterizadas por su mediocridad y su avaricia, donde si pueden racanear un céntimo de euro lo harán... el planteamiento no vale.

Yo hace unos años pasaba hojas de gastos donde los conceptos solían ser kilometrajes y alguna vez (no muchas) aparcamiento. Habitualmente teníamos que acercarnos a un edificio de la organización donde prestábamos servicios que estaba a unos dos o tres kilómetros, en casco urbano y en zona O.R.A. o S.E.R.
Es cierto que el límite de la zona de parquímetros terminaba unos pocos cientos de metros más allá de nuestro punto de destino. También es cierto que el lugar, precioso por cierto, se caracteriza por tener unas cuestas importantes, un trazado urbano algo angosto y ciertos problemas de estacionamiento.

Al principio dábamos una vuelta o dos por la zona justo exterior a la O.R.A. para intentar aparcar gratis. A veces teníamos éxito a veces no. Normalmente el criterio para insistir era la prisa que lleváramos o el peso de lo que tuviéramos que llevar o recoger. Así que, a veces podíamos aparcar gratis y caminar cinco minutos y otras veces poner el papelito.

En una ocasión yo pasé una hoja de gastos normal y corriente. Pero, por descuido o... tal vez lo hice a propósito, no adjunté el ticket de parquímetro correspondiente. No creía que fuera importante porque la cantidad no justificada era de UN EURO.
Un euro no justificado en una hoja de gastos de casi doscientos. Impresionante, ¿no?

Como es obvio, la empresa entendió que me estaba pagando el yate de cuatro palos a base de sisarles un euro aquí y otro allá y me echó abajo la hoja de gastos. Por un euro no justificado.

Claro. Eso ya no volvió a suceder nunca más. Se me olvidaba decir que en los alrededores había un aparcamiento de pago. Se acabó dar vueltas para intentar ahorrarme el parquímetro. Se acabó aparcar en la calle. Llegaba a mi aparcamiento y dejaba el coche como un señor.
Paseíto tranquilo hasta el lugar de trabajo, parando a tomar un café si procedía. O a comprar el periódico. Rato de charla con el personal de la organización. Y una vez terminado, si era la hora de comer... a comer allí mismo en cualquier sitio que me apeteciera. Sin prisa. El parking estaba corriendo, claro, pero ¡paga la empresa!

Así que un ticket de un euro se transformó en bastantes tickets de cuatro o cinco euros.

El hombre sabio sabe ganar perdiendo y perder ganando. Pero eso no se aplica en determinadas empresas.

jueves, 9 de junio de 2011

Mejor pasar por tonto

Normalmente, los friquis que vivimos de esto y además nos gusta nuestro trabajo tenemos cierta tendencia a querer ir siempre más allá. A aprender nuevas cosas, a no quedarnos estancados si podemos.
Tanto por inquietud personal como por mejorar las posibilidades laborales (y más en los tiempos que corren) un informático siempre debe estar renovándose y entrando en nuevas áreas de conocimiento.

Conozco algún caso de gente que, por lo que fuese, se desenganchó del mercado laboral, se quedo obsoleto en poco tiempo y luego les fue casi imposible volver a reincorporarse.
Supongo que por ahí circula todavía el "burriculo"

En el verano realice un curso de 3 horas y cuarto de duración sobre Windows 3.11 avanzado. Asimismo se programar en Word y dibujar con el scandisk, asi como modelado avanzado con Excel. Pero en lo que realmente soy experto es en el retoque fotográfico, empleo indistintamente el Winzip y el Java. Tengo un primo en Albacete que tiene internet.

Por presumir que no quede. Yo soy Community Manager de la web de la panadería de mi barrio. ¡Tres usuarios únicos tuvimos el mes pasado oyes!. Pero me voy del tema que quería tratar.

En algunas empresas y con algunos usuarios saber puede no ser una buena idea.
Yo tenía algunos compañeros que sabían más de lo que demostraban y hacían. Y yo les preguntaba:
- ¿Porqué no dices que tienes el curso de XXX? Seguro que te pasas a un puesto mejor y te pagan más
Y ellos me explicaban:
- Si se enteran de que tengo el curso de XXX me caen marrones hasta sábados y domingos. Pero el sueldo ni tocármelo.

Eso es la proactividad desactivada en origen. Luego somos los trabajadores los que no estamos comprometidos con el proyecto.

Es malo, muy malo exhibir tus conocimientos.

Una vez tuve un usuario bastante incompetente.
El usuario no tenía ni idea de informática y utilizaba herramientas inadecuadas creyéndose un gurú y presumiendo de lo importante de su trabajo. Es como el del chiste de arriba. Este no sé si programa en Powerpoint o crea bases de datos con el buscaminas.
Con ese planteamiento, se cargó una cantidad de información importante que luego hubo que recuperar.
¿Fácil hacerlo? ¡Para nada! Tuve que sudar porque él no trabajó correctamente, no quiso usar las herramientas adecuadas ni tampoco los procedimientos recomendados.
¿Lo conseguí? ¡Pues claro! He dicho que conozco mi trabajo y sé usar las herramientas adecuadas.
Pero no puedo dejar que nadie lo sepa.

Hubiera estado bien decirle:
- Ya tengo tu trabajo recuperado. Puedes acceder cuando quieras.

Pero realmente le habría estado diciendo:
- Puedes volver a meter la pata cuando quieras. Mi trabajo no vale nada y aquí estoy para arreglar tus cagadas cuando a tí te apetezca.

¿Qué me habría dicho él la próxima vez?
- Arréglamelo, pringado, que tú puedes hacerlo en cinco minutos.

Eso no conviene. ¿Qué le dije, pues?
- Esto es mucho más complicado de lo que pensaba,  no sé cuanto me llevará pero serán varios días. En un asunto delicado y tengo que comprobar casi línea por línea.

¿Qué le estaba diciendo realmente?
- La próxima vez,ya verás como tienes más cuidado, gilipollas, porque vas a estar parado varios días para que aprendas.

Y así ha de ser. Nunca cuentes todo lo que sabes, ni hagas todo lo que puedes porque te buscaran marrones cada vez mayores y no te lo agradecerán.

jueves, 2 de junio de 2011

(Des)cuidando la herramienta de trabajo

No sé si es deformación profesional, pero a mí me gusta que mis ordenadores funcionen bien. Es evidente: por simple comodidad, rendimiento y agrado de uso.
Para ello, la experiencia me dice que cuanto menos cacharree en él, mucho mejor: meterle el S.O., la ofimática imprescindible, los programas de uso más comunes y también las descargas.
Cuidado con las descargas.
Yo sólo me instalo los programas conocidos, probados y que realmente me ofrecen algo: tipo Adobe Acrobat, Google Earth y similares. Y, si puedo, los instalo antes en un entorno de pruebas. Por si acaso.
Lo de instalar, probar y desinstalar no me gusta. Siempre quedan restos.


Por alguna razón, el software de baja calidad que uno se encuentra a todas horas en Internet altera a peor la configuración de los equipos. Se pierde rendimiento, se sustituyen librerías eficaces por otras mediocres, se consumen recursos innecesariamente, se ejecutan procesos ineficaces...

Sea por lo que sea, los equipos se van degradando poco a poco. Tal vez el usuario se acostumbra pero cuando uno viene de un ordenador bien afinado y se encuentra estos desastres, la impresión es negativa.
Aunque el día que el usuario toma conciencia de lo mal que va su ordenador y es suficientemente "creativo" como para intentar solucionarlo por sí sólo, estamos en la antesala de la catástrofe.

Pululan por ahí multitud de "booster", kits de reparación, herramientas de resolución de problemas tanto gratuitas como de pago que... terminan convirtiéndose igualmente en un problema.

¿Qué hacer en estos casos? Lo mejor es reinstalar. Tal vez haya gurús capaces de encontrar el problema y darle una solución quirúrgica pero para quienes no queremos complicarnos, una instalación LIMPIA hace milagros. ¡Que bien funcionan los ordenadores el primer día! ¿A quién no le gustaría estrenar coche cada día? Pues en informática, casi, casi, podemos estrenar ordenador cuando queramos.

No obstante esto no es gratis. Cuesta tiempo, más aún si quieres dejar el ordenador como estaba antes de la reinstalación. Por eso, los que nos dedicamos a ésto, intentamos dilatar al máximo ese día, reduciendo al máximo las causas de degradación.

Lamentablemente fallamos estrepitosamente a la hora de "motivar" a los usuarios para que hagan lo mismo. Es una decepción ver que en pocas semanas o pocos días, el PC que preparamos con interés y cuidado y que funcionaba como un reloj, se ha convertido en un cacharro que tarda en arrancar, la intemerata en responder, que se engancha al navegar y da errores con frecuencia.

Pero Dios da pañueño al que no tiene mocos.