domingo, 4 de diciembre de 2016

Ya me las pagarás...

El dulce sabor de la venganza.
Quién esto escribe se considera a sí mismo como una persona no rencorosa. Claro que podría estar mintiendo...

No es bueno el rencor aunque a veces es difícil sustraerse a él al menos en caliente. Otra cosa es tener apuntado en una libreta que manolito nos robó un rotulador cuando teníamos cinco años y haber jurado odio eterno igual que hizo Anibal.



Así acabó Cartago, por cierto. Como Troya, más o menos. Pero aunque hay que perdonar y olvidar y tratar de no sentirse afectado por esas pequeñas (o no tan pequeñas) putadas acciones de las que a veces somos objeto proclamarse absolutamente libre de deseos de satisfacción creo que es imposible para la mayoría de lo mortales.

En el mundo de la informática no seríamos la excepción y más de una vez uno quiere desquitarse. Las más de las veces ¡por fortuna! la sangre no llega al río o se queda en algo, digamos, simbólico. Lo suficiente para pasar página sin llegar a la represalia propiamente dicha, aunque para todo hay gente.

Una "venganza" que no llegué a cumplir.
Yo tenía pensada una pequeña venganza contra un jefe que tuve. Nada malo, no haré incitación al odio ni apología de la violencia. Sólo algo más sutil, psicológico y divertido.
Estaba yo por aquella época buscando trabajo y, en caso de haberlo encontrado es posible que se me "olvidara" comunicar la baja voluntaria. Un fallo sin importancia.
Perdonad por el retraso. Estoy justo terminando el informe ahora mismo.

Iba a hacer algo parecido al señor de la foto de arriba pero al final no pudo ser ¡lástima!
Hubiera sido divertido ver la cara que ponía mi jefe al enviarle por correo un selfie en algún lugar del extranjero y fingir sorpresa cuando me "recordara" que debería estar en la oficina...

Venganzas que son de código penal.
De estas hay algunas versiones y, por supuesto, dejando aparte lo "graciosas" que nos parezcan, pueden constituir un delito. Entiendo que uno tenga ganas de desquite, pero se pueden causar graves perjuicios a mucha gente, empezando por tus antiguos compañeros que ninguna culpa tuvieron.

Nos contaron en un curso que un impresentable (porque profesional no podía ser) programó un crash periódicamente en unos servidores Vmware para que así tuvieran que recurrir a él pese a haber prescindido de sus servicios. Por supuesto jamás defenderé este tipo de actitudes, ilegítimas y miserables. Aún cuando -tal vez- su empresa lo mereciera.
El pantallazo rosa de Vmware es como el azul de Windows. Una verdadera faena.

El Karma.
Antes, cuando hacíamos alguna travesura nos decían nuestras madres:
- Te va a castigar Dios...
Y vaya si lo hacía. Tal vez era sugestión o tal vez hacíamos cosas que estaba claro que se iban a volver contra nosotros aunque inicialmente no lo viéramos así.

Ahora, como vivimos en un estado felizmente laico donde no se puede hablar de Dios, ni de Franco (de Don Santiago Bernabeu aún sí) ese concepto se ha sustituído por un término globalizado que no margina a nadie: El karma.

El karma viene a ser el mecanismo por el que uno sufre las consecuencias de sus malas acciones. Y si el karma es la empresa que nos ha tratado de forma desdeñosa, me iré a aquel refrán de "Quién siembra vientos recoge tempestades"

Hasta hicieron una serie "Me llamo Earl". Que gustaba mucho sobre todo por la ex-mujer del protagonista.
Sé que esto es machismo, pero la Jaime Pressly está bien buena.

Pues si.

Ejemplos de karma, venganzas divinas, o de tienes lo que te has buscado.
Despedir a la única persona que conoce/maneja un programa/dispositivo.
Empleado/a que se va a la competencia gracias a haber hecho un curso que le obligaron a hacer.
Problemas informáticos graves que surgen después de desoir innumerables veces al "cenizo" que los predijo.
Descubrir que el programa/dispositivo que has comprado no te sirve por haber escatimado.
Perder un puesto de trabajo por presionar demasiado a la empresa que te quiere contratar.
Visitar a tu antiguo jefe para contarle que ganas más de lo que él ganará nunca.

Karmas demasiado bestias.
Hubo una persona que conocí quién llegado el caso demostró ser bastante rastrero, miserable y explotador. Tuvo un tiempo después de separar nuestros caminos un gravísimo accidente de moto.
No me alegro de su desgracia, por supuesto. Si algún mal hizo, lo pagó con creces.
Espero sinceramente que, a pesar de las tremendas secuelas de su accidente, le vaya lo mejor posible.


Y una pequeña venganza que sí que hicimos.
Un antiguo jefe que tuvimos. Mal jefe y mala persona. Quizá el karma ya tuvo un encuentro previo con él y le tuvo de baja bastantes semanas.
Durante ese tiempo no sólo no hablamos mal de él (tampoco bien) ni dejamos que el servicio decayera. Mientras él no estuvo trabajamos más y mejor que nunca, mejoramos todos los indicadores de calidad y aumentamos el rendimiento más que nunca.
Cuando llegó pensando que aquello era un caos el mensaje de bienvenida que recibió fue muy claro: "Sin ti estamos mejor. Aquí sobras".

Pero, bueno, supongo que tendría un enchufe de muchos amperios.

En cualquier caso, cuidadito con lo que hacemos, que a veces tiene consecuencias.


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