domingo, 4 de septiembre de 2011

Steve Jobs. Una época.

He de reconocer que soy un PeCero militante y que siempre he mantenido la distancia con el mundo de la manzanita.

El término Macintosh casi ha desaparecido, arrinconado por la mercadotecnia en favor de Apple.
Los Macintosh (o Mac) son sólo una de las patas del imperio creado por Steve Jobs.

Hace unos cuantos años, eran un producto muy diferenciado, limitado a un sector muy concreto del mercado. Hoy, cualquier chaval maneja un iPod, cualquier ama de casa tiene su iPhone y todo el mundo conoce o le suena -en sentido literal- algo llamado iTunes.

Esto antes no era así. Los Mac (sólo ordenadores, ni pensar en teléfonos o reproductores multimedia) eran los ordenadores del diseño gráfico y la maquetación. Dominaban ese campo con mano férrea y en direcciones de arte, escenografía o periodismo, el Mac era el rey.

Por el contrario, repartido casi con precisión milimétrica el mercado, el resto, la gran mayoría, pertenecía al mundo PC, con permiso de Unix y "algo" casi desconocido que los friquis denominaban Linux.

Mi primer contacto con un Mac fue casi traumático. Metí un disquette en su disquetera y descubrí que ¡no lo podía sacar! ¿Quién demonios ha robado el botón?

A punto de ir a buscar un martillo y un cortafríos, me dijeron que arrastrando el icono del disquette a la papelera, podría sacarlo. ¡Y así fue! Por supuesto, lo que grabé en el disquette luego no pude leerlo en mi PC, pero eso ya es otra historia.

Por otro lado me exasperaba el ratón monobotón del Mac. ¿Cómo se puede trabajar con ésto? Seguro que Gates me habría sonreído, cómplice, viéndome en esa situación. Y hubiera mirado para otro lado negando haber ido tomando e incorporando a su "Ventanas" multitud de buenas ideas que nacieron en otro sitio. Empezando por el entorno gráfico (que, en justicia, nació en Xerox, aunque fue en Apple donde brilló con luz propia por vez primera)

Hoy las cosas ya han cambiado. Los Apple dejaron Motorola y se pasaron a Intel. Esa separación tan clara con el PC se ha difuminado.
En la actualidad, se puede hacer maquetación y diseño gráfico en entorno PC pero, a cambio, Apple también ha conquistado el resto de áreas de mercado. Es cierto que Apple y PC (Microsoft) siguen diferenciándose.

El usuario de Apple tiende a buscar la exclusividad, la calidad por encima de todo. Fabricantes de PC hay muchísimos. Fabricantes de Mac, sólo uno: Apple.
Por otro lado, la mejora de los protocolos, la expansión de Internet y los estándares de interoperabilidad han echado abajo esa barrera que había entre ambos mundos.

Y aquí aparece el Señor Steve Jobs. Un adelantado a su época. Incomprendido a veces, genial muchas otras. Insensato y temerario también. Salió de Apple por la puerta de atrás y volvió por la grande. Se cayó y se volvió a levantar. Admirable. Pero un enemigo formidable terminó por cruzarse en su camino.

Escribo esta entrada porque Steve Jobs está muriéndose.

Supongo que un físico del siglo XXI habría querido conocer a Newton o a Blaise Pascal. Los informáticos del siglo XXI tenemos la suerte de poder ser contemporáneos de Steve Jobs. Entrará en los libros de historia, seguro.

Da pena ver a Steve Jobs en sus últimos momentos. Supongo que su inmensa fortuna le ha permitido "comprar" cuatro o cinco años de vida adicionales. ¿Quién no lo haría? Pero no parece que vaya a ganar la partida.

Pero así es la vida. La informática es una ciencia joven y los nombres de Tannenbaum, Boehm, Thompson y Ritchie y otros terminarán igualmente en los libros de historia como ahora están los de Faraday, Boyle, Kelvin, Kepler o Franklin.

Mis mejores deseos para Steve Jobs.

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