viernes, 30 de diciembre de 2011

Atención telefónica y gañanes.

Dicen que tengo mucha paciencia con los usuarios. No sé si es cierto y, en caso de serlo, no sé si es para estar orgulloso. Cierto que no puede uno mandar a la... ventolera a aquellos usuarios insufribles que el destino le adjudica; así que tal vez haga de la necesidad virtud.

El caso es que el otro día me llamaron para una trivialidad. Algo que puede hacerse en tres clicks. Tardar más de 90 segundos en configurar un determinado programa de una determinada forma para mí sería simplemente vergonzoso.
La única forma de hacerlo era mediante indicaciones telefónicas. No suele ser muy difícil. Con algún titubeo, varios errores y algo de suerte, normalmente un técnico eficaz y un usuario colaborador llegan a buen puerto en breve. Pero no si el usuario es un gañán.

Creo que tardamos como 90 minutos en hacer algo que son cinco clicks. ¡Qué perdida de tiempo!
Diálogos de besugo, explicar la misma cosa cuatro veces. Preguntar otras cuatro veces por lo que el usuario veía/hacía y recibir en cada caso distintas respuestas. Silencios extraños. Pruebas inútiles. Descripciones surrealistas. Sensación de soledad, de tener al otro lado del auricular a un autista.
Y mientras el tiempo corría... cosas que debería estar haciendo estaban ahí... detenidas mientras yo permanecía enredado en una conversación telefónica sin sentido.

No era 28 de diciembre así que descarté preguntar donde estaba la cámara oculta.

Al final, no sé si por milagro, suerte, casualidad o simple estadística, conseguimos que la cosa funcionara más o menos como el usuario quería. Hubiéramos podido afinar más, ajustar algunos parámetros y obtener un resultado incluso mejor. Pero, ¡unas narices! Habría sido para echar dos horas.

Como para meterse en alguna tarea de cierta envergadura. Y mi capacidad de adivinación es preocupantemente baja.

Lo curioso es que estos usuarios gañanes, hasta se permiten hacerte observaciones sobre tu trabajo; porque luego presumen de saber de informática.

¡País!

¡¡¡Y FELIZ AÑO 2012!!!

jueves, 29 de diciembre de 2011

¡Mi primer currículum! - El retolno.

Hace unos días, declaraba mi asombro por haber recibido mi primera demanda de empleo.
Se puede consultar en Mi primer curriculum

Como decía, el famoso mensaje me llego incompleto pero, poco tiempo después, recibí en PDF el C.V. completo de la persona solicitante.

Ante todo manifestar mi enorme respeto a dicha persona. Yo he mandado muchos C.V. y por tanto me pongo en su pellejo. No obstante, creo que candidaturas espontáneas pocas o ninguna. Y haciendo las cosas rematadamente mal, como esta persona, jamás.

¿Cómo consiguió esta persona mi dirección de correo? Pues, siempre según su C.V., trabajando como teleoperadora para la campaña X de la empresa Y.

La empresa Y, en la cual obran mis datos, entiendo que los comunicó a la empresa Z para una campaña de telemarketing, etcétera, etcétera. Hasta ahí todo perfectamente legal.

El caso es que esta persona, mientras trabajaba para la empresa Z, tuvo acceso legítimamente a un listado de nombres y direcciones de correo para realizar dicha campaña. Lo que no fue legítimo fue apropiarse de dicho listado para realizar un mailing.
Obviamente yo en ningún momento he dado consentimiento para que mis datos sean utilizados por terceras personas para fines distintos a los previstos, etcétera, etcétera, etcétera. Es la ley 15/1999 de protección de datos.

Naturalmente, la responsabilidad es de la empresa Z que fue quién realizó el tratamiento.
Sin embargo Z no cedió mis datos a nadie sino que alguien, traicionando la buena fe contractual, se apropió de dichos datos sin consentimiento de la empresa Z.
Salvo que Z hubiera sido negligente en la conservación de los datos, es claro que la única persona responsable es la que, por su cuenta y riesgo dispuso de dichos datos sin estar autorizada para ello.

Somos humanos, es Navidad y esta persona no tuvo ninguna intención de hacer daño. La vida es dura y simplemente quiso aumentar sus posibilidades de empleo. No seré yo quién vaya a hacerle daño por eso.
Pero, no olvidemos, que cualquier destinatario de ese mailing, puede haber promovido una denuncia contra esa persona y tendría que responder de la infracción cometida.

Y es una infracción grave, con multa de 40.001 hasta 300.000 euros. En este caso, al tratarse de circunstancias un poco especiales, posiblemente la AEPD podría sancionar para el caso leve y sería entre 900 y 40.000 euros. Pero 900 euros de multa ya te "alegran" el día. Esperemos que a esta persona no le salga caro el mailing.


jueves, 22 de diciembre de 2011

El informático declarando. Los trajes de Camps.

Me quedo un poco a cuadros.

El informatico de Forever alteró tres registros de venta

El informático que colaboraba con Forever Young, Francisco Ferre, ha afirmado ante el tribunal del jurado que juzga al expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps y al exsecretario general del PPCV y diputado en las Cortes Valencianas, Ricardo Costa, por un delito de cohecho pasivo impropio, que alteró la base de datos del programa del ordenador para poner 'Alv Pérez' en lugar de 'Camps' en tres recibos de venta.


Normalmente las empresas suelen tener un ERP donde se van registrando las operaciones. En casi todos los casos, la lógica de negocio de estos ERP no permite hacer determinadas operaciones, para salvaguardar la consistencia de las bases de datos.
Pero, naturalmente, siempre puede uno acceder directamente a las tablas de la BB.DD. y con los permisos de administrador, hacer lo que a uno le plazca.

No entro a valorar las implicaciones legales y fiscales porque las desconozco pero me pongo en la piel de ese informático a quién le piden hacer algo ilegal.

¿Te niegas? Te despiden. Otro lo hará por ti.
¿Lo haces? Puede que tengas que dar cuentas más tarde.

Menudo dilema.

En mi opinión, y no creo que vaya a sentar jurisprudencia, los informáticos no somos quién para juzgar lo que nuestras empresas hacen. Nosotros hacemos lo que nos piden. Manejamos datos e información, pero no tenemos que interpretarla ni mucho menos aprobarla o justificarla.

No obstante,visto lo visto, será recomendable en caso de verse uno en situación similar, asegurarse muy mucho de tener pruebas o testigos para poder demostrar que siempre se actúo a petición del superior jerárquico. La responsabilidad, que sea de la empresa.

martes, 20 de diciembre de 2011

¡Mi primer currículum!

Hoy ha sido el día.

He recibido mi primer currículum. Afortunadamente no soy yo quién anda buscando empleo, sino que buscadores de empleo llegan a mí.

No obstante, tendré que revisar mi filtro antispam, porque hoy no ha estado nada fino.

El mensajito en cuestión es el siguiente:

 
de XXXXXXXX@gmail.com
 
Estimado Sr


Me pongo en contacto con ustedes para remitirles el currículum, y
que sea incorporado para los  procesos de selección que tengan de
administrativo, atención al cliente o cualquier puesto para el cual
encaje mi perfil, ya que tengo disponibilidad total e inmediata.

-- Gracias, Un saludo, XXXXX XXXXX Tlf.: 99999999

Además de no llevar siquiera asunto, el C.V. tampoco venía incluído. Lástima, porque el nombre de la solicitante prometía.

El caso es que quién ha enviado el C.V. no ha estado demasiado acertado. No tengo ningún tipo de capacidad de decisión en contratación de personal y mucho menos para departamentos que no tienen nada que ver con el mío (TI)
Aparte que si, por un casual, llegara a mis manos el C.V. de alguien que aspirara a mi puesto, naturalmente me encargaría de que dicho C.V. fuera conveniente e irreversiblemente eliminado.

Entiendo que se trata de puro spam o incluso virus. Deduzco que el C.V. estaba infectado y fue eliminado en su momento en algún servidor. Lo que me ha llegado es un resto de texto plano.
Apuesto a que tanto la dirección de correo como el teléfono móvil existen, pero no tienen nada que ver con su supuesta propietaria.

Cierto que en alguna ocasión me han llegado, de rebote y por error, algunos C.V. que iban destinados a otra persona. Pero bueno, mi ética profesional me obliga a guardar secreto.

Y ya un poco fuera de contexto recordar cuando una vez, en un ascensor una sudamericana, después de intercambiar algunas palabras intranscendentes sobre el tiempo y demás me preguntó si yo tenía un trabajo para ella. Tras sobreponerme de la impresión tuve que lamentar informarle de que no, que bastante tenía con conservar el mío. Debo tener cara de Ministro de trabajo pero, de momento, Mariano no me ha llamado.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Cuando el buzón de correo dice no.

No es la primera vez que me encuentro con el problema y ya lo mencioné en este mismo blog en la entrada el correo se lo traga todo

Llega un día en que el correo corporativo empieza a ir mal, la gente se queja y en algún momento escuchas un diálogo en el que alguien dice: -No he recibido tu mensaje porque no me funciona el correo

En ese momento montas en cólera y rebates enérgicamente esa acusación. Y más te vale hacerlo porque si no es así, el usuario te habrá pasado el marrón y te responsabilizará de problemas y movidas sin comerlo ni beberlo.

Una vez desmentido el tema y explicado que una cosa es "ir lento" y otra "no funcionar" empiezas a averiguar cual es el problema para resolverlo antes de que algún jefe te pida explicaciones.

Pequeña disgresión: adelántate a los problemas. Cuando te pregunten por ellos, y no dudes que lo harán; lo ideal es poder decir ya está resuelto o, en el peor de los casos, ya estoy trabajando en ello.

El caso es que tiras del hilo y descubres que los equipos que tienen problemas con el correo son equipos viejos, reciéntemente actualizados (el Office 2007 consume muchos recursos) en subredes con poco ancho de banda y, -ahí está el gran problema- con enormes buzones de correo.

Vuelvo a remitirme a mi antigua entrada el correo se lo traga todo donde explicaba un poco la diferencia entre tener el correo en el servidor y consultarlo por IMAP o bien descargarlo al equipo por POP3.

Uno, que a veces peca de ingenuo, considera que es mucho mejor el IMAP, pero es no siempre es así.

Revisando los buzones problemáticos, en todos los casos de varios gigas, salta a la vista que el usuario o usuario NUNCA borra ningún correo. Es entendible, si los necesitas para tu trabajo. No es entendible si lo que estás guardando es información con fecha de caducidad. Y es menos entendible si esa información, para más inri, está almacenada en Excel en ficheros inmensos con decenas de miles de lineas vacías. No es la primera vez que me encuentro con un caso asi y me remito a mi entrada Más sorpresas con excel

Entonces, tienes un momento de lucidez y te das cuenta que has estado ofreciendo a esos usuarios unos servicios que no necesitaban y que, gracias a ello, te has buscado problemas e incluso les has causado inconvenientes a ellos.
Solución inmediata: reconfigurar sus correos y dejarlos en local. En un pst de Microsoft Outlook.

¿Ventajas? ¡Muchísimas!
Te descargan el servidor de buzones enormes y todo va más rápido
Te reducen el tamaño de la copia de seguridad (que a veces hay que hacer encajes de bolillos para meterlo todo en cinta y que se haga por las noches)
A ellos les costará un poquito bajarse el correo pero una vez en su equipo podrán consultarlo y abrirlo con tiempos de espera prácticamente cero. ¡Empezarán a decir que el correo funciona estupendamente!

Y ya está. Todos contentos. Moraleja: siempre que puedas, usa correos locales. Déjalos sólo en el servidor para usuarios móviles, que se conecten desde varios equipos, que necesiten verlo vía web, para jefes y para tí mismo. El resto... a local.

P.D.: los archivos .pst de Outlook solían dar problemas a partir de los 2 GB así que piensa que has ganado una batalla, pero no la guerra.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Call of Duty - Modern Warfare 3

Aunque intento dar a este blog una orientación hacia la vida profesional, esta vez, y sin que sirva de precedente (o tal vez no) me voy al puro ocio; si bien es negocio para muchos. Hablo de los videojuegos.

Considero que la saga de Call of Duty es uno de los mejores productos que se han sacado el mercado. Es adictiva, cuando juegas pierdes la noción del tiempo... y ahora el lanzamiento de la MW3 ha sido todo un acontecimiento en el mundillo.

El caso es que ha sido noticia ¡¡en la prensa generalista!! que más de 1600 tramposos han sido expulsados del MW3 multijugador. 1600 expulsados de MW3
¿Tramposos? Pues sí. Cheaters. Castellanizado: chetos.

Yo reconozco que soy un jugador bastante malo y me matan mucho.
Vas corriendo por los mapas sin mirar y eres presa fácil de jugadores más pacientes.
Te sitúas en lugares descubiertos y los francotiradores se ceban contigo.
Entras imprudentemente en lugares donde hay colocadas minas claymore.
O te quedas sin munición justo cuando el enemigo se gira hacia tí con el AK-47.

Esto es el juego. Puedes, además tener la mala suerte de encontrarte jugadores muy muy buenos.
Que saltan o se esconden en lugares inverosímiles.
Que tienen tan calculado el juego que disparan a ciegas porque saben cuando y por donde vas a pasar.
Que conocen tan bien el mapa que prácticamente tiene rutinas automatizadas para asaltar con garantías determinadas posiciones.

Peor aún, puedes encontrarte con clanes. Gente que juega en equipo, hablando entre ellos contra los que, en solitario, no tienes ninguna posibilidad.
Y si entre ellos hay algún friqui que ha decidido invertir en hardware, también lo llevas claro. Conexiones a Internet de elevado ancho de banda y bajo ping, ratones de competición, cascos estéreo para oir las pisadas del enemigo y, sobre todo, elevado conocimiento de los mapas.

Eso es el juego y si los adversarios tienen ventaja, es un ventaja lógica y razonable. Una buena motivación para jugar mejor, superarse y aprender de ellos.

Lo malo, y lo cabreante es enfrentarte a tramposos. Los tramposos te hacen llenarte de frustración. Y si juegas para divertirte y terminas frustrado, entonces tienes un grave problema. Y te frustrarás si en el juego eres competitivo y no te conformas con ser un n00b que cae muerto una y otra vez.

El caso es que empiezas una partida multijugador y te matan nada más empezar. Owned!
Buenos, no problem, tú eres malo y el adversario bueno. Te ha pillado, pero no volverá a ocurrir.
A los diez segundos de decirlo recibes un disparo en la cabeza sin saber desde donde. ¡Pero bueno!
Esta vez vas arrastrándote pero te da igual. Una granada te cae prácticamente al lado sin posibilidad de devolverla o huir.

Así cuando ves las estadísticas resulta que tú has conseguido dos muertes y te han matado veinte veces. En cambio, hay un jugador que ha conseguido cuarenta muertes y sólo ha caído tres.
Un jugador que es capaz de acertarte a 500 metros, atravesando paredes con una pistola.
Un jugador al que le metes un cargador entero y, sorprendentemente no solo no cae sino que puede acuchillarte tranquilamente.
Un jugador que parece 'adivinar' siempre tu posición.
Un jugador que parece esquivar tus balas y, por el contrario, las suyas tienen una precisión letal.
Un jugador que, como en Matrix, se mueve mientras tus balas van hacia él. Por el contrario, tú te quedas quieto como una estatua cuando él te dispara a tí.

Puede ser que tu conexión tenga el ping demasiado alto. Puede ser que tu tarjeta gráfica no sea demasiado rápida. Puede ser que tu ordenador tenga poca memoria RAM.
Pero cuando eso se repite una y otra vez te das cuenta que estás ante un auténtico CHETO.

Y es una pena, porque el cheto se carga el juego. Por supuesto los chetos siempre niegan serlo, presumen de lo buenos que son y sugieren a quienes los acusan de serlo, de n00bs. De pardillos, vamos.

Así que, si han pillado a 1600 no me parece mal. Lo que me parece mal es que sólo hayan pillado a 1600. Porque debe haber millones.

viernes, 28 de octubre de 2011

Una nueva amenaza. El PDF.

Me gusta mucho el formato PDF. La verdad es que es ideal para tener manuales, guías, libros electrónicos, formularios, etcétera. Es casi universal, agradable de usar.
En fin, parece que Adobe me estuviera incentivado. Si me lee algún directivo, mi cuenta corriente es la: 1907 2393 ...

Bromas aparte, PDF me parece un gran formato y muy útil. Pero -siempre hay un pero- hay que contar con el factor humano. Si no existe, debería enunciarse un teorema que dijera:

- Para cada nueva tecnología o avance técnico significativo, alguien encontrará la forma de usarlo mal potenciando sus inconvenientes sin aprovechar sus ventajas.

¿A quién se le ocurrió usar, para una tabla un PDF? Al que asó la manteca. Otra explicación no hay.

Hay gente que se le ocurre enviar, una serie de datos en una tabla. Digamos, precios y referencias.
Normalmente, esa información, previamente, habrá estado en una hoja de cálculo excel. Normalmente; porque de SQL ni hablamos. El caso es que algún "iluminao" en lugar de enviar copia de esa hoja de cálculo, envía el PDF. ¡Qué moderno, qué bonito! Además el PDF lo abre todo el mundo y se imprime mejor que el excel.
Lo malo es si el destinatario necesitaba esa información para copiar y pegarla en otro documento, o subirla a un servidor. Entonces viene el llanto y crujir de dientes.
Porque, mientras que convertir de excel  a PDF es inmediato, a la inversa es un marrón de los gordos. Si tienes mucha suerte y te funciona algún convertidor gratuito bien. En caso contrario, o pagas un programa que te lo haga o te toca, probablemente, transcribir la información a mano.
En fin, si hay que trabajar el doble y arriesgarse a cometer errores de transcripción porque alguien tuvo una feliz idea se trabaja. Total, con 5.000.000 de parados (28/10/2011) casi hay que dar gracias por ello.

¿A quién se le ocurrió enviar un PDF de alta resolución? Pues supongo que a Pichote.

Gracias al PDF, se pueden meter imágenes y textos en ficheros muy muy compactos. Documentos que, en papel, tendrían más de 700 páginas, se convierten en manejables PDF. Manuales con imágenes en color y muchas páginas de texto caben en pocos megas.
De hecho no entiendo como se puede conseguir un PDF de 15 MB contiendo 30 páginas de texto escrito e imprimible. Sin imágenes. Si alguien me lo puede explicar le quedaré muy agradecido.

miércoles, 19 de octubre de 2011

C.S.I. Miami. Quiero trabajar para ellos.

Ni Grissom, ni los de Nueva York.
El mejor policía de C.S.I. es el teniente Horatio Caine, del condado de Miami Dade. Es un crack.
Indudablemente, el sucesor de Chuck Norris (en el caso de que Chuck necesitara un sucesor)


Aunque su ayudante, la MILF Calleigh Duquesne también tiene su aquel.


Por no hablar de su cuñada Yelina Salas.


Pero centrémonos -es difícil con este equipo- en la parte informática.
La verdad es que a estos policias nada ser les resiste. Son capaces de rastrear cualquier IP del mundo mundial. Incluso esta:



Pero ¿Eso es una IP o el número de la VISA?

O esta otra que parece más razonable


Aunque el primer "octeto" tiene nueve bits y por tanto debe ser una dirección de clase F o más.

Pero Horatio Caine y los suyos no sólo se atreven con IANA y sus obsoletos protocolos. El Joint Photographics Expert Group (JPEG) tampoco tiene nada que hacer contra el teniente pelirrojo.

En este caso suele ser Erik Delko el que amplia una imagen de 2K, hasta el infinito y más allá sin perder resolución. El pantallazo es de C.S.I. Nueva York pero doy fe que los chicos del condado de Miami Dade pueden ampliar hasta nivel subatómico cualquier imagen.


Por supuesto, cabe destacar el ordenador que puede comparar las huellas en sólo unos segundos, contra una base de datos de varios TB. Y la capacidad de reconstruir de forma instantánea y con total nitidez, cualquier pisada o rodada de persona o vehículo, por pequeña y deteriorada que esté.

Horatio. Si te mira de lado y se quita las gafas de sol, ya sabes que tienes de 20 a 30 años en la penitenciaria del condado. Avisado estás.

martes, 18 de octubre de 2011

¿Estarán contentos los clientes de Blackberry?

Es pronto para afirmar que los problemas que Blackberry ha sufrido a mediados de octubre de 2011 van a afectar negativamente a la compañía.
Blackberry ha iniciado una campaña para resarcir a sus clientes regalándoles unas aplicaciones valoradas en (creo) unos 70 euros. También es cierto que la competencia es dura y Blackberry no es de lo más puntero que hay en el mercado.



Según diversos estudios el periodo máximo de inactividad que puede soportar una empresa sin poner en peligro su supervivencia es de:
Sector seguros: 5,6 días
Sector fabricación: 4,9 días
Sector industrial: 4,8 días
Sector distribución: 3,3 días
Sector financiero: 2,0 días


(Datos tomados del libro electrónico "Seguridad informática y criptografía", del Dr. Jorge Ramió)

Dudo mucho que el caso de la caída de Blackberry se pueda incluir en alguno de los supuestos que arriba he relacionado.
Primero, porque la caída fue parcial.
Segundo, porque las Blackberries siguieron distribuyéndose con normalidad. El negocio no llegó a detenerse.
Tercero, porque la repercusión fue mundial y trascendió al propio ámbito de las Blackberries.

Lo que está claro es que la gente que necesitaba las Blackberries para su trabajo o estudios no pudo disponer de ellas. Y perdieron dinero. Y posiblemente a la primera ocasión cambien de terminal. A la inversa, los posibles nuevos usuarios de Blackberry se pensaran dos veces si no ir a un iPhone o un Android.
De nuevo, para equilibrar la balanza, puede que Blackberry continúe ofreciendo terminales a un precio bajo para que los operadores de telefonía móvil las ofrezcan a los usuarios más básicos.

Ya veremos como termina el culebrón Blackberry, pero en estos tiempos tan dinámicos, un fallo como el que tuvieron difícilmente dejará de tener consecuencias.

jueves, 13 de octubre de 2011

Dennis Ritchie 1941-2011

Acabo de enterarme del fallecimiento de Dennis Ritchie. Apenas un poco después de Steve Jobs, el creador de Unix (junto a Ken Thompson) y del lenguaje C ha fallecido.

Ritchie no era una figura mediática como Jobs pero su contribución al mundo de la informática ha sido, en mi opinión, mucho más importante que la del creador de Apple.

La importancia de Unix y del lenguaje C es, sencillamente, enorme en el mundo de la informática.
Ciertamente Ritchie no era un empresario visionario como Jobs, sino un programador empedernido.

Desde aquí mi modesto homenaje a Dennis Ritchie. Él no está pero su obra perdura. D.E.P.

Blackberries. Se cayeron por un interruptor.

No me he preocupado mucho en averiguar el porqué del fallo de las Blackberries que, en el preciso instante en que escribo esta entrada, es de rabiosa actualidad.
Sin embargo, precisamente por esa actualidad, no he podido dejar de leer alguna noticia al respecto. En la prensa nacional leí algo así como:

"Blackberry dice que la caída de los servicios se debe al fallo de un interruptor"

¡Acabáramos! Algún gañán se apoyó donde no debía y apagó algo. ¡Que le corten la mano! ¿Y qué carajo esperan ahora para encender ese interruptor?

Obviamente la noticia está mal traducida y los "periodistas" aficionados al copy-paste no se han molestado en buscar por ahí. Ciertamente SWITCH, en inglés, es interruptor. Pero también significa CONMUTADOR. Un conmutador es un dispositivo de red con unas características muy especiales.

Parece más coherente pensar en el fallo de un conmutador que puede provocar bucles en una red o aislar unas partes de otras produciendo el mal funcionamiento que los usuarios de Blackberry están sufriendo. Luego el porqué tardan tanto en sustituir ese conmutador ya sería harina de otro costal.

Esto me recuerda como nos explicó mi amigo "el Pana" la diferencia entre un hub (concentrador) y un switch (conmutador):
- El switch es más rápido

Igual que el  chiste... respuesta técnicamente correcta, pero absolutamente inútil. Como los periodistas del interruptor.

martes, 11 de octubre de 2011

El mundo después de Steve Jobs

El pasado 5 de octubre de 2011, tras una larga enfermedad, Steve Jobs falleció desatando una enorme oleada internacional de condolencias y reconocimientos.
Steve Jobs fue un personaje único e irrepetible, visionario, sagaz y adelantado a su tiempo que legó grandes avances a la informática y al mundo de las tecnologías de la información.

Desde mi humilde punto de vista, expreso mi pequeño homenaje a Steve Jobs.

Estos días, la prensa generalista, poco dada al rigor y sí a los titulares, ha ido publicando una serie de reportajes que, a poco que se lean con cierto sentido crítico, le dejan a uno cierto mal sabor de boca. Parece que sin Apple no habría ordenadores, ni teléfonos, ni reproductores de MP3. Y eso no es cierto.

La popularización de la informática vino del PC, del Personal Computer. Un invento de IBM donde Microsoft encontró un terreno abonado.
Mientras que los Apple venían a ser la marca "premium", el PC clónico era el ordenador para todo el mundo.
Los Apple, al principio, sólo eran compatibles consigo mismos. Y esa filosofía propietaria sigue presente en cierta medida.
Steve Jobs y el software libre tampoco se llevaron muy bien. Apple siempre ha sido software propietario. Si lo quieres, lo pagas. Nada que objetar a ese modelo de negocio, pero hay alternativas. Que se lo pregunten a Stallman o a Torvalds.
Apple, después de pegarse unas buenas bofetadas, terminó abandonando los procesadores Motorola para caer en los brazos de Intel, motor del mundo PC por excelencia.

Obviamente se puede vivir sin Apple.

E incluso se puede pensar que otros fabricantes/integradores tienen una mejor relación calidad-precio.
Pero el caché de Apple, naturalmente, ahí está. Steve Jobs y su equipo lo consiguieron a pulso. Si lo quieres, y lo quieres pagar, ahí lo tendrás. Buen trabajo de marketing.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Los turnos II

Yo he tenido suerte y casi nunca he hecho turnos raros.

En la triste jornada del 11-M me puse a disposición de mi empresa, fuera de horario, por si hiciera falta mi intervención donde fuera y para lo que fuera. Por supuesto sin cobrar nada.
Por fortuna no fue necesario, pero creí mi obligación hacerlo y tuve el teléfono móvil encendido toda la noche junto a la cama.

En otra ocasión, a los técnicos nos tocaba hacer el "tontoturno" para cuadrar los horarios en época de jornada intensiva. Una vez, en todo el verano, había que trabajar de 10:30 a 17:00, creo recordar.
Era un turno antipático porque te inutilizaba la mañana y tampoco salías demasiado pronto, comías sólo donde te pillara y, por añadidura, al irse casi todo el mundo a las 14:30, los "marrones" de tarde estaban asegurados.
Pero era sólo una semana y, con un poco de suerte, se pasaba rápido.

En alguna ocasión, pocas realmente, hicimos intervenciones en sábado. Y en otra terminamos más tarde de las diez porque había habido un problema eléctrico y estaba todo el sistema caído. Lo primero fue solucionar el tema "chispas" y luego ir subiendo los servidores en el orden necesario.

En otra empresa en la que trabajé, con uno de los jefes-tonto que he tenido, aquí al iluminado se le ocurrió que fuésemos todo el equipo a hacer una intervención un sábado porque "al ir todos terminamos en un plis plas"
Yo le dije que ya que había que ir, con que fuéramos él y yo sería suficiente. Que mano a mano tardaríamos un poco más, pero que no tendría que venir el resto del grupo y que a mí, ya puteado, me daba igual media hora que cuatro.

(Cabe decir, aunque no lo pensé en aquel momento, que habiendo hecho una mañana, siempre podías pedir que te compensaran el tiempo pero, ¿si no habías hecho ni una hora? Obviamente, tardabas más en el transporte -que no te lo iban a tener en cuenta- que en la intervención)

El caso es que el gañán dijo que no, que no, que era mejor como el decía. Como dice Pérez Reverte, no cabe un tonto más.
Uno de los compañeros alegó que no podía. Y el jefe-tonto le pregunto qué tenía que hacer él ese sábado para no poder ir.
El compañero debió haberle mandado a la mierda directamente pero fue políticamente correcto y ni siquiera le recordó que él, en su tiempo libre, podía hacer lo que quisiera sin dar explicaciones a nadie.

Asumida a regañadientes la situación, el tío todavía tuvo hígados para decir que como al acudir todos íbamos a acabar pronto, que podíamos ir a tomarnos unas cervezas al final.

Todos le dijimos que sí, que sí, que nos hacía muchísima ilusión. Supongo que al final se las tomaría sólo el muy imbécil.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Los turnos I

No somos ajenos los informáticos a esto de trabajar a turnos.

Hay turnos buenos y turnos malos, horarios buenos y horarios malos.

Una vez trabajé en una empresa que tenía horario comercial. Horario comercial significa putada: de 9 a 14 y de 16 a 19. Además de las dos horas para comer, improductivas, invertía una hora por la mañana para llegar y otra para regresar, pues en plena hora punta era lo que tardaba en recorrer los tristes trece kilómetros que separaban mi casa de la oficina. Es decir, que salías de casa a las ocho de la mañana y volvías a las ocho de la noche, en el mejor de los casos. Doce horas consumidas.

Sucede que en aquella empresa había un departamento que trabajaba en turno de noche. Para cubrirlo, el CAU del departamento de sistemas comenzó igualmente a hacer turnos rotatorios. No era terrible, pues nos tocaba hacer el turno de 14 a 22 horas una vez cada cinco semanas. Pero a la gente no le gustaba.

Entiendo que si iba a estudiar por las tardes, o tenía otro trabajo, o que cuidar a su tia-abuela, el turno rotatorio le parte en dos a uno. Pero en mi caso, yo estaba contento. No madrugabas. Comías en casa (un poco pronto pero no exageradamente). Salías a las 13:30 para entrar a las 14:00 y te sobraba tiempo. Además, aparcando en la puerta casi siempre.
De 14:00 a 16:00 no había demasiado "curro" porque el resto de la gente estaba comiendo. De 16:00 a 19:00 sí, sí que había trabajo pero ahí estaba el equipo al completo. Luego, desde las 19:00 a las 22:00 el trabajo bajaba muchísimo cosa que era estupenda para poder hacer tareas de cierta complejidad sin que a uno le interrumpieran cada cinco minutos.
Alguna vez, algún jefe te reclamaba o alguien abría una incidencia. Pero no te quitaba prácticamente tiempo. El teléfono apenas sonaba, y hasta uno podía permitirse ir a la cocinilla a tomar un refrigerio, aunque los del turno de noche iban todos a merendar a la misma hora y escaseaban las sillas. Ese era el mayor problema que había que afrontar. Y a la vuelta, sin atascos, en quince minutos en casita.

El caso es que todo iba bien hasta que decidieron castigar a uno del equipo. Y de rebote me castigaron a mí. El compañero 'represaliado' se ocuparía permanentemente del turno de noche. El resto, a hacer el turno "bueno", o sea de nueve a dos y de cuatro a siete.

Con todo el que era mi compañero tenía bastante peligro. Cuando se quedaba por la noche, menos trabajar hacía de todo y más de una vez nos encontrábamos alguna movida a la mañana siguiente.
Le gustaba poner música y además alta (una vez le llamó la atención el propio Director General) y alargaba la merienda, digamos, más que lo razonable...

Pero bueno, la historia de este hombre es tema aparte. Aunque yo, que estaba bastante contento con el turno nocturno, nunca más volví a hacerlo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Steve Jobs. Una época.

He de reconocer que soy un PeCero militante y que siempre he mantenido la distancia con el mundo de la manzanita.

El término Macintosh casi ha desaparecido, arrinconado por la mercadotecnia en favor de Apple.
Los Macintosh (o Mac) son sólo una de las patas del imperio creado por Steve Jobs.

Hace unos cuantos años, eran un producto muy diferenciado, limitado a un sector muy concreto del mercado. Hoy, cualquier chaval maneja un iPod, cualquier ama de casa tiene su iPhone y todo el mundo conoce o le suena -en sentido literal- algo llamado iTunes.

Esto antes no era así. Los Mac (sólo ordenadores, ni pensar en teléfonos o reproductores multimedia) eran los ordenadores del diseño gráfico y la maquetación. Dominaban ese campo con mano férrea y en direcciones de arte, escenografía o periodismo, el Mac era el rey.

Por el contrario, repartido casi con precisión milimétrica el mercado, el resto, la gran mayoría, pertenecía al mundo PC, con permiso de Unix y "algo" casi desconocido que los friquis denominaban Linux.

Mi primer contacto con un Mac fue casi traumático. Metí un disquette en su disquetera y descubrí que ¡no lo podía sacar! ¿Quién demonios ha robado el botón?

A punto de ir a buscar un martillo y un cortafríos, me dijeron que arrastrando el icono del disquette a la papelera, podría sacarlo. ¡Y así fue! Por supuesto, lo que grabé en el disquette luego no pude leerlo en mi PC, pero eso ya es otra historia.

Por otro lado me exasperaba el ratón monobotón del Mac. ¿Cómo se puede trabajar con ésto? Seguro que Gates me habría sonreído, cómplice, viéndome en esa situación. Y hubiera mirado para otro lado negando haber ido tomando e incorporando a su "Ventanas" multitud de buenas ideas que nacieron en otro sitio. Empezando por el entorno gráfico (que, en justicia, nació en Xerox, aunque fue en Apple donde brilló con luz propia por vez primera)

Hoy las cosas ya han cambiado. Los Apple dejaron Motorola y se pasaron a Intel. Esa separación tan clara con el PC se ha difuminado.
En la actualidad, se puede hacer maquetación y diseño gráfico en entorno PC pero, a cambio, Apple también ha conquistado el resto de áreas de mercado. Es cierto que Apple y PC (Microsoft) siguen diferenciándose.

El usuario de Apple tiende a buscar la exclusividad, la calidad por encima de todo. Fabricantes de PC hay muchísimos. Fabricantes de Mac, sólo uno: Apple.
Por otro lado, la mejora de los protocolos, la expansión de Internet y los estándares de interoperabilidad han echado abajo esa barrera que había entre ambos mundos.

Y aquí aparece el Señor Steve Jobs. Un adelantado a su época. Incomprendido a veces, genial muchas otras. Insensato y temerario también. Salió de Apple por la puerta de atrás y volvió por la grande. Se cayó y se volvió a levantar. Admirable. Pero un enemigo formidable terminó por cruzarse en su camino.

Escribo esta entrada porque Steve Jobs está muriéndose.

Supongo que un físico del siglo XXI habría querido conocer a Newton o a Blaise Pascal. Los informáticos del siglo XXI tenemos la suerte de poder ser contemporáneos de Steve Jobs. Entrará en los libros de historia, seguro.

Da pena ver a Steve Jobs en sus últimos momentos. Supongo que su inmensa fortuna le ha permitido "comprar" cuatro o cinco años de vida adicionales. ¿Quién no lo haría? Pero no parece que vaya a ganar la partida.

Pero así es la vida. La informática es una ciencia joven y los nombres de Tannenbaum, Boehm, Thompson y Ritchie y otros terminarán igualmente en los libros de historia como ahora están los de Faraday, Boyle, Kelvin, Kepler o Franklin.

Mis mejores deseos para Steve Jobs.

martes, 19 de julio de 2011

Minimalismo. Sí, pero...

Últimamente es bastante fácil encontrarse el navegador lleno de basura.
Te instalas la barra de Google, la del antivirus, la de Yahoo, la del Marca y así sucesivamente hasta que, al final, tienes siete u ocho barras que no necesitas y el espacio útil de la ventana del navegador se ha reducido a una franja estrechita que recuerda mucho las películas en Cinemascope.

Es fácil, porque si actualizas Java te invita a poner una barra. Si instalas el PDF Creator te invita a poner otra. Con cualquier cosa de Google tres cuartos de lo mismo y así hasta el infinito. Como digas que sí, estás perdido.

En oposición a eso ha surgido una tendencia minimalista que me parece muy interesante. Yo la ví por primera vez con el navegador Chrome. Casi sin botones, casi el 100% de la ventana se dedica a navegador. Es atractivo porque cuantas más líneas tengas disponibles, menos tendrás que tirar del "scroll". Más información y más visible.

A esa línea se han sumado Microsoft con su IE9 y también Mozilla. A mi juicio el mejor navegador. O lo era, porque Mozilla se ha pasado.

Se han compactado tanto los menúes que, al final, hacer cualquier tarea sencilla te cuesta el doble o el triple de tiempo hasta que descubres donde carajo han metido el botón en cuestión.
Por ejemplo, copiar los bookmarks. No, la opción no aparece al desplegar el botón principal. Tienes que hacer doble click. Pero, ¿no era desplegable? Sí, y también de doble click. Un buen rato y algunas maldiciones me costó averiguarlo.
O desactivar la geolocalización. Me metí en AEMET y me pidió mi ubicación. Se la dí. Y luego me arrepentí. Fuí a la ayuda de Firefox y me habló de hacer no sé qué en el menú herramientas y quitar propiedades. Hoy, varios días después, todavía no he encontrado el menú herramientas, mucho menos las propiedades y la geolocalización la tengo desactivada vía about:config

En resumen: se han pasado y de puro simple, es más complejo que antes. No puedes hacer lo que quieres y, si con suerte todavía es posible, te cuesta horrores hacerlo. Mal. Muy mal.

Supongo que en próximas actualizaciones volverán al camino del sentido común, aunque sea a base de palos.

sábado, 16 de julio de 2011

Ben-Hur o las empresas de servicios

Todos recordamos una de las mejores escenas del cine de todos los tiempos.

El Consul Quinto Arrio, comandante de la flota romana, baja a inspeccionar las filas de galeotes de su nave (saltad al minuto 5:45)


Os mantenemos vivos para servir esta nave. Por lo tanto remad... y vivid.

Muy similares las empresas de servicios a las galeras romanas. En las empresas de servicios creo que ya no te dan con el látigo, pero lo de boga de ataque, de combate y de ariete todavía sigue ahí.
Ahora se llama de otra forma. Intervenciones o algo así.

El caso es que Quinto Arrio le suelta a Ben-Hur una gran verdad (mínuto 1:50)
Nunca podrás escapar mientras venzamos nosotros y si nos vencen te hundirás con esta nave encadenado a tu remo.


Eso pasa con las empresas de servicios:
Nunca te subiremos el sueldo mientras tengamos el contrato de servicios. Y si lo perdemos, te irás a tu puñetera casa.

Menudo panorama. Gane quien gane, pierdes siempre.

En la película, Quinto Arrio tiene un detalle generoso con Ben-Hur y éste se lo agradece salvándole la vida. En una empresa de servicios no existen los "detalles generosos". Tal vez debamos encomendarnos a Dios... como Ben-Hur.

viernes, 1 de julio de 2011

Sin resentimiento ni malos rollos pero...

Hay una marca que para mí es especial. Presume de ser la "namber güan" y luego es la más cutre y miserable de todas. La he sufrido dos veces, una como cliente y otra como trabajador
Y, por ambas cosas, no la quiero ni regalada.

Quién esto escribe no está resentido. Ni es mi forma de ser ni creo que el resentimiento sea práctico en la vida. Nunca sabes con quién volverás a encontrarte ni qué podrás necesitar de él o élla. Ya sé que la venganza es un plato que se sirve frio, pero también sé que hay que pasar página y no vivir obsesionado con el 'ojo por ojo' o 'quien me la hace me la paga'

Pero, sinceramente, creo que incluso para la persona más equilibrada y positiva, una pequeñísima parte de rencor es imposible de separar de la mezcla que conforma nuestra posibilidad.

Y yo juré que nunca jamás volvería a permitir que esa empresa que antes mencionaba ganara un céntimo si de mí dependiera. La vida da muchas vueltas y resulta que uno puede decidir qué se compra y qué no.

Los técnicos (como las secretarias) tenemos mucho poder. Cierto que las decisiones de compra las tomarán nuestros jefes pero las decisiones de NO compra las tomamos nosotros y si se nos pone en la punta del cimbrel que no vamos a comprar un determinado bien o servicio, ya se puede poner como se ponga el comercial o vendedor porque habrá topado con un muro imposible de saltar.

Y yo, si puedo evitarlo, no pienso comprar ordenadores, impresoras, servidores, unidades de cinta o switches fabricados por cierta marca muy nombrada.

La vida sigue dando vueltas y tal vez en un futuro yo pueda tener incluso mayor capacidad de decisión. Tanta como para influir en contratos de muchos cientos de miles de euros. Espero no encontrarme con mi ex-empresa... por el bien de ellos.

¿Rencor? ¿Venganza? Honestamente no. Desconfianza, sí. Convencimiento de que hay que desincentivar ciertas prácticas, también.

domingo, 26 de junio de 2011

OWNED (Un mal día lo tiene cualquiera)

Un informático, por bueno que sea más tarde o más temprano meterá la pata. También es cierto que la severidad del fallo no siempre depende de lo gañán que sea el informático.
Pero de su profesionalidad y buenos reflejos dependerá que su error se quede en anécdota o llegue a catástrofe.
En el caso de quién suscribe, modestia aparte, han sido siempre anécdotas aunque alguna se ha aproximado peligrosamente a la catástrofe. Pero, ¿qué sería de la vida sin estas cosas?

- Montas un equipo (o peor, un servidor) y cuando lo has colocado, enchufado y preparado recuerdas que no conectaste los cables de la fuente de alimentación. O te dejaste el disco duro fuera.
- Después de salvar cuidadosamente los ficheros de una partición en otra, formateas la partición... donde acababas de hacer la copia de seguridad.
- Haces delete y te cargas miles de registros en una tabla de una BB.DD.
- Envias un correo muy detallado y con información comprometida... justo a la última persona a quién deberías habérselo mandado.
- Se te cae el sistema un viernes media hora antes de salir.
- Tiras un servidor de correo montando dos respuestas automáticas en bucle.
- Tiras una red montando dos routers en bucle.
- Tiras un servidor porque te equivocaste al desenchufar un cable eléctrico.
- Incomunicas la empresa por confundir un cable de teléfono con uno de datos.
- Te cargas una impresora de cera (Xerox, antes Tektronix) por moverla en caliente.
- Un monitor o un PC acaban estrepitosamente en el suelo.
- Después de horas de trabajo editando un documento... no lo guardas.
- Machacas un documento valioso con otro sin valor, que tenía el mismo nombre.
- Reinicias un servidor que dio un mensaje de error y... nunca más vuelve a arrancar.
- Montas un servidor y no recuerdas la clave del sistema operativo.
- Tocas algo que funcionaba bien... y lo escoñas.
- Te empeñas en montar una memoria... hasta que descubres que no tiene el mismo número de contactos que la ranura [si aún así consigues montarla, entonces eres un crack]
- Enchufas un PC, pega un pepinazo, quemas la fuente de alimentación y dejas sin luz a toda la planta de una organización [sí, es increíble, pero ya bien entrado el siglo XXI, algunas fuentes venían con el conmutador a 125 V]
- Intentas una configuración novedosa de los Access Point para mejorar el rendimiento... y dejas sin Wi-Fi a toda la organización.
- Por suponer que tu propio ordenador es invulnerable, no haces backup hasta el día que muere el disco duro.
- Después de muchas e infructuosas horas, descubres que el programa que quieres instalar es incompatible con la versión del S.O.

Esta lista se puede aumentar hasta el infinito y más allá...

domingo, 19 de junio de 2011

El no por el no: justificando gastos.

Recordando ayer los viejos tiempos, evoqué una etapa en cierta empresa rastrera, ruin y miserable donde se miraban con lupa las hojas de gastos.
Funcionalmente me parece correcto que esos gastos se fiscalicen. Está muy bien que gastes donde y cuando nadie te ve y tu empresa te abone sin rechistar, pero eso da lugar a abusos.
Es cierto que en algunas ocasiones, existe la tentación de sisar. No diré que esté a favor ni en contra pero sí que hay extremos.

Un caso típico es facturar un gasto que no se ha producido. Yo digo que he ido a Mallorca a resolver una incidencia: dos días, vuelo, hotel, dietas y... realmente lo pude solucionar desde casa en remoto.
Claro, estoy estafando a la empresa. Pero eso no es posible porque la empresa me exigirá, como es de ley, mis facturas. Hasta ahí correcto.

También es cierto que hay gastos difícilmente justificables. Me compré una lata de Coca-Cola y un sandwich en la máquina del aeropuerto y eso no tiene ticket. Ahí tendrá que ser la buena fe de la empresa. O cogí un taxi del aeropuerto hasta el hotel y ¡con las prisas olvidé pedir el recibo!
En este último caso ¡vaya! aún no habiendo recibo, uno puede entender que tomar un taxi del aeropuerto al hotel es una necesidad objetiva y si la cantidad que se reclama es lógica, tampoco debería haber mayor problema. Pero eso se lo plantea la gente normal en las empresas normales. En las empresas caracterizadas por su mediocridad y su avaricia, donde si pueden racanear un céntimo de euro lo harán... el planteamiento no vale.

Yo hace unos años pasaba hojas de gastos donde los conceptos solían ser kilometrajes y alguna vez (no muchas) aparcamiento. Habitualmente teníamos que acercarnos a un edificio de la organización donde prestábamos servicios que estaba a unos dos o tres kilómetros, en casco urbano y en zona O.R.A. o S.E.R.
Es cierto que el límite de la zona de parquímetros terminaba unos pocos cientos de metros más allá de nuestro punto de destino. También es cierto que el lugar, precioso por cierto, se caracteriza por tener unas cuestas importantes, un trazado urbano algo angosto y ciertos problemas de estacionamiento.

Al principio dábamos una vuelta o dos por la zona justo exterior a la O.R.A. para intentar aparcar gratis. A veces teníamos éxito a veces no. Normalmente el criterio para insistir era la prisa que lleváramos o el peso de lo que tuviéramos que llevar o recoger. Así que, a veces podíamos aparcar gratis y caminar cinco minutos y otras veces poner el papelito.

En una ocasión yo pasé una hoja de gastos normal y corriente. Pero, por descuido o... tal vez lo hice a propósito, no adjunté el ticket de parquímetro correspondiente. No creía que fuera importante porque la cantidad no justificada era de UN EURO.
Un euro no justificado en una hoja de gastos de casi doscientos. Impresionante, ¿no?

Como es obvio, la empresa entendió que me estaba pagando el yate de cuatro palos a base de sisarles un euro aquí y otro allá y me echó abajo la hoja de gastos. Por un euro no justificado.

Claro. Eso ya no volvió a suceder nunca más. Se me olvidaba decir que en los alrededores había un aparcamiento de pago. Se acabó dar vueltas para intentar ahorrarme el parquímetro. Se acabó aparcar en la calle. Llegaba a mi aparcamiento y dejaba el coche como un señor.
Paseíto tranquilo hasta el lugar de trabajo, parando a tomar un café si procedía. O a comprar el periódico. Rato de charla con el personal de la organización. Y una vez terminado, si era la hora de comer... a comer allí mismo en cualquier sitio que me apeteciera. Sin prisa. El parking estaba corriendo, claro, pero ¡paga la empresa!

Así que un ticket de un euro se transformó en bastantes tickets de cuatro o cinco euros.

El hombre sabio sabe ganar perdiendo y perder ganando. Pero eso no se aplica en determinadas empresas.

jueves, 9 de junio de 2011

Mejor pasar por tonto

Normalmente, los friquis que vivimos de esto y además nos gusta nuestro trabajo tenemos cierta tendencia a querer ir siempre más allá. A aprender nuevas cosas, a no quedarnos estancados si podemos.
Tanto por inquietud personal como por mejorar las posibilidades laborales (y más en los tiempos que corren) un informático siempre debe estar renovándose y entrando en nuevas áreas de conocimiento.

Conozco algún caso de gente que, por lo que fuese, se desenganchó del mercado laboral, se quedo obsoleto en poco tiempo y luego les fue casi imposible volver a reincorporarse.
Supongo que por ahí circula todavía el "burriculo"

En el verano realice un curso de 3 horas y cuarto de duración sobre Windows 3.11 avanzado. Asimismo se programar en Word y dibujar con el scandisk, asi como modelado avanzado con Excel. Pero en lo que realmente soy experto es en el retoque fotográfico, empleo indistintamente el Winzip y el Java. Tengo un primo en Albacete que tiene internet.

Por presumir que no quede. Yo soy Community Manager de la web de la panadería de mi barrio. ¡Tres usuarios únicos tuvimos el mes pasado oyes!. Pero me voy del tema que quería tratar.

En algunas empresas y con algunos usuarios saber puede no ser una buena idea.
Yo tenía algunos compañeros que sabían más de lo que demostraban y hacían. Y yo les preguntaba:
- ¿Porqué no dices que tienes el curso de XXX? Seguro que te pasas a un puesto mejor y te pagan más
Y ellos me explicaban:
- Si se enteran de que tengo el curso de XXX me caen marrones hasta sábados y domingos. Pero el sueldo ni tocármelo.

Eso es la proactividad desactivada en origen. Luego somos los trabajadores los que no estamos comprometidos con el proyecto.

Es malo, muy malo exhibir tus conocimientos.

Una vez tuve un usuario bastante incompetente.
El usuario no tenía ni idea de informática y utilizaba herramientas inadecuadas creyéndose un gurú y presumiendo de lo importante de su trabajo. Es como el del chiste de arriba. Este no sé si programa en Powerpoint o crea bases de datos con el buscaminas.
Con ese planteamiento, se cargó una cantidad de información importante que luego hubo que recuperar.
¿Fácil hacerlo? ¡Para nada! Tuve que sudar porque él no trabajó correctamente, no quiso usar las herramientas adecuadas ni tampoco los procedimientos recomendados.
¿Lo conseguí? ¡Pues claro! He dicho que conozco mi trabajo y sé usar las herramientas adecuadas.
Pero no puedo dejar que nadie lo sepa.

Hubiera estado bien decirle:
- Ya tengo tu trabajo recuperado. Puedes acceder cuando quieras.

Pero realmente le habría estado diciendo:
- Puedes volver a meter la pata cuando quieras. Mi trabajo no vale nada y aquí estoy para arreglar tus cagadas cuando a tí te apetezca.

¿Qué me habría dicho él la próxima vez?
- Arréglamelo, pringado, que tú puedes hacerlo en cinco minutos.

Eso no conviene. ¿Qué le dije, pues?
- Esto es mucho más complicado de lo que pensaba,  no sé cuanto me llevará pero serán varios días. En un asunto delicado y tengo que comprobar casi línea por línea.

¿Qué le estaba diciendo realmente?
- La próxima vez,ya verás como tienes más cuidado, gilipollas, porque vas a estar parado varios días para que aprendas.

Y así ha de ser. Nunca cuentes todo lo que sabes, ni hagas todo lo que puedes porque te buscaran marrones cada vez mayores y no te lo agradecerán.

jueves, 2 de junio de 2011

(Des)cuidando la herramienta de trabajo

No sé si es deformación profesional, pero a mí me gusta que mis ordenadores funcionen bien. Es evidente: por simple comodidad, rendimiento y agrado de uso.
Para ello, la experiencia me dice que cuanto menos cacharree en él, mucho mejor: meterle el S.O., la ofimática imprescindible, los programas de uso más comunes y también las descargas.
Cuidado con las descargas.
Yo sólo me instalo los programas conocidos, probados y que realmente me ofrecen algo: tipo Adobe Acrobat, Google Earth y similares. Y, si puedo, los instalo antes en un entorno de pruebas. Por si acaso.
Lo de instalar, probar y desinstalar no me gusta. Siempre quedan restos.


Por alguna razón, el software de baja calidad que uno se encuentra a todas horas en Internet altera a peor la configuración de los equipos. Se pierde rendimiento, se sustituyen librerías eficaces por otras mediocres, se consumen recursos innecesariamente, se ejecutan procesos ineficaces...

Sea por lo que sea, los equipos se van degradando poco a poco. Tal vez el usuario se acostumbra pero cuando uno viene de un ordenador bien afinado y se encuentra estos desastres, la impresión es negativa.
Aunque el día que el usuario toma conciencia de lo mal que va su ordenador y es suficientemente "creativo" como para intentar solucionarlo por sí sólo, estamos en la antesala de la catástrofe.

Pululan por ahí multitud de "booster", kits de reparación, herramientas de resolución de problemas tanto gratuitas como de pago que... terminan convirtiéndose igualmente en un problema.

¿Qué hacer en estos casos? Lo mejor es reinstalar. Tal vez haya gurús capaces de encontrar el problema y darle una solución quirúrgica pero para quienes no queremos complicarnos, una instalación LIMPIA hace milagros. ¡Que bien funcionan los ordenadores el primer día! ¿A quién no le gustaría estrenar coche cada día? Pues en informática, casi, casi, podemos estrenar ordenador cuando queramos.

No obstante esto no es gratis. Cuesta tiempo, más aún si quieres dejar el ordenador como estaba antes de la reinstalación. Por eso, los que nos dedicamos a ésto, intentamos dilatar al máximo ese día, reduciendo al máximo las causas de degradación.

Lamentablemente fallamos estrepitosamente a la hora de "motivar" a los usuarios para que hagan lo mismo. Es una decepción ver que en pocas semanas o pocos días, el PC que preparamos con interés y cuidado y que funcionaba como un reloj, se ha convertido en un cacharro que tarda en arrancar, la intemerata en responder, que se engancha al navegar y da errores con frecuencia.

Pero Dios da pañueño al que no tiene mocos.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El no por el no.

Conocí una empresa, de cuyo nombre no quiero acordarme cuya estrategia a la hora de relacionarse con los trabajadores es la negación sistemática de cualquier petición.
No valoran si la petición es justa o abordable. O incluso si no sería más barato atenderla que denegarla.
Por el contrario parecen envolverse en un halo de divinidad en relación con el cual el trabajador no tiene derechos, sino que obtiene "gracias" generosamente otorgadas por la empresa en pago a su lealtad. En este contexto lealtad es igual a arrastrarse. Se me entiende.
Con lo cual los trabajadores se dividen en dos clases: los que se arrastran y los que no.
Por lo tanto, importa relativamente poco si eres cumplidor o si aportas valor añadido a tu trabajo. No aceptar el sistema de "premios" de la empresa automáticamente te excluye del reparto de mercedes y dádivas.
Por el contrario, si eres "amigo de", poco importa si para tí Rijndael es un centrocampista del Bayern München o crees que Voz sobre IP consiste en tirar el cable del teléfono por encima del router.

Pero el caso es que el no por el no, termina siendo una estrategia insostenible a medio plazo.

Se me ocurre cual sería el empleado ideal para esa empresa...

Lo importante es tener a quién culpar

Como dije en otra entrada una de las leyes más importantes de la informática es "el último paga".
Muchas veces el informático-pardillo se encuentra con una situación en la que la catástrofe es inminente y sucede justo mientras está accediendo al sistema o poco más tarde con lo cual ya tiene acreditado el "ese fue el último que tocó".
Pero otra es "el primero que llega se lleva la bofetada". Con razón o sin razón, eso es lo de menos.

Hace algunos años trabajamos para un organismo que había subcontratado la informática a distintos niveles. Realmente los "informáticos" eran unos señores que estaban en un call center remoto y eran los que cortaban el bacalao. Nosotros estábamos básicamente para tratar de escaquearnos de ellos y hacer nuestro trabajo sin directrices absurdas. Y digo absurdas no porque ellos fueran malos informáticos (de todo había en la viña del Señor) sino porque sentado en una silla a 50 km. del lugar donde se produce la incidencia es difícil tener una visión de conjunto.

El caso es que una mañana llegué y me dijeron que a mi compañera, que había llegado un poco antes, la estaba echando una charla la "directora de operaciones" de la institución.
-Pero, bueno, ¿tan temprano y ya tenemos movida- dije yo.

Al parecer esa noche había habido un problema serio en un departamento crítico, el soporte telefónico se había desentendido y, naturalmente, la primera que llegó se comió el marrón enterito, más el cabreo del personal puesto que habían pasado varias horas entre la avería y su resolución.
Cuando llegué yo, que era el más veterano en todos los sentidos, le expliqué a la directora de operaciones lo que había pasado.

En nuestra empresa había (hay) técnicos de guardia 24 x 7.
El técnico de soporte telefónico -y estamos hablando de las dos o las tres de la mañana- cuando le dijeron que los servidores estaban en una sala cerrada y que nadie tenía la llave consideró que no se podía hacer nada y pasó el aviso al primer técnico que entrara en jornada ordinaria.
El técnico de soporte telefónico al que en lo sucesivo me referiré como "El gañán" no tuvo la iniciativa de llamar, en todo caso, al técnico de guardia. El técnico de guardia, veterano también, tenía las tablas suficientes como para buscar al guardia de seguridad, las llaves de la sala, hacerse acompañar hasta ella, hacer la intervención y salir cuatro o cinco horas antes de que la primera compañera se encontrara el gori-gori.

Ante eso, ¿qué hacer? Si al técnico de guardia no se le llama, obviamente no actúa. Y el problema no se resuelve. No es culpa de la primera técnico que aparece por el "site". Ni siquiera de El Gañán, sino del animal que le puso en su puesto sin haberle formado correctamente. Pero, claro... vete a buscar a El Gañán para echarle la bronca. O a su jefe... la responsabilidad se diluye, nadie sabe nada...

La directora de operaciones, que era razonable, consiguió superar su monumental cabreo y aceptó mis explicaciones. El Gañán supongo que estará trabajando en un Burger King y el individuo que organizó el servicio, seguramente habrá recibido un premio a la eficiencia.

viernes, 6 de mayo de 2011

Jefes-tontos y jefes-listos

No sé si ha sido casualidad, que no causalidad, el haber conocido en mi trayectoria profesional a algunos jefes-tontos y también algunos jefes-listos.
Curiosamente, en casos distintos y empresas distintas los jefes-tontos y listos respondían a un mismo paradigma. Casi, casi clavadito. ¿Fruto del azar? ¿Consecuencia inevitable de unir una serie de factores? No lo sé.

¿Qué es un jefe-listo?
El jefe-listo es un jefe sobrevenido. Le hicieron jefe cuando el equipo ya existía y funcionaba. El jefe-listo es un tipo elegante, atractivo incluso. Alto, delgado y bien vestido. Deportista. Culto. Gustándole dejarse ver. Un relaciones públicas nato. Alguien que se vende bien.
El jefe-listo sabe, pero aparenta saber más de lo que sabe. Insisto: se vende bien.
El caso es que el jefe-listo te entra de amigo. Buen rollo, confidencias a medianoche y consigue ganarse tu... amistad. Pongamos. Hasta el punto que, imbécil de ti, bajas la guardia y te confías. Lo pagarás, no lo dudes.
Lo pagarás en el momento en que algo salga mal, sea tu culpa o no lo sea. En el momento en que necesitabas el apoyo del jefe-listo, el jefe-listo te apuñala por la espalda y te demuestra que él es un hijo de #### y tú un ingenuo por creerte que él iba de colega una vez que has vuelto a la realidad y encajas la bofetada.

¿Qué es un jefe-tonto?
El jefe-tonto también es un jefe sobrevenido como en el caso anterior. Sin embargo, curiosamente, ya no es el tipo de inmejorable presencia. Mientras que el jefe-listo no tenía vicios (que se evidenciaran) el jefe-tonto suele tener unos cuantos, empezando por el tabaco.
El jefe-tonto no sabe. Le han dado el puesto por chuparla. O tal vez haya tenido que llegar al A2M. Lo malo no es que no sepa porque todo el mundo aprende. Lo malo es que, además de no saber, se cree que sabe. Y eso suele poner al equipo en situaciones confusas.
Para un informático sólo hay una cosa peor que hacer algo sin sentido, hacerlo cuando el que te lo manda es un gañán que no se entera.
El jefe-tonto suele ser un lameculos con los de arriba y un tirano con los de abajo. Paradójicamente, los jefes-tontos son los que menos delegan. ¿Porqué? Pues porque al no saber, dependen de sus subordinados y eso les hace vulnerables. Pero esa desconfianza la percibe el trabajador y conduce a un círculo vicioso.
Al final, el jefe-tonto sólo se fia de sí mismo y termina desbordándose de trabajo mientras su gente pierde el tiempo limitándose a ejecutar sus órdenes sin un mínimo de proactividad.

sábado, 23 de abril de 2011

Restando del currículo

Hace unos años, convencido ya de que mi futuro en determinada empresa era más negro que una locomotora de carbón, a oscuras, en un túnel y conducida por un subsahariano; estuve buscando empleo.

En aquel tiempo, yo ya sabía que X, mi empresa, era como un sepulcro. Con bellos mármoles por fuera pero podrida por dentro. Mi C.V., que anteriormente era bastante atractivo y actual, con los años en X se había ido quedando obsoleto tanto por falta de actualización como por un aislamiento importante respecto de la informática moderna.

Sin embargo en las entrevistas, aunque no se debe mentir, sí se debe adornar la trayectoria profesional; potenciando los puntos fuertes y minimizando las debilidades.
En una ocasión me llamó un señor con respecto a una oferta que había enviado.

Estuvimos charlando sobre mis estudios, inquietudes, etcétera y me pidió que concretase cual era mi empresa actual en aquel momento. Yo le dije la verdad y entonces le cambió el tono.

¡Las has cagado! -me dije.

Efectivamente. Ese señor conocía mi empresa y no tenía muy buena impresión de ella. Por tanto, todos los adornos que yo había puesto se pusieron en mi contra. Aquella oportunidad de empleo se desvaneció y yo me dí cuenta de que me había quedado fuera del mercado. Peor aún, cada día que pasase en X jugaría en contra mía. Mi valor como profesional iría en continuo decremento, y mis posibilidades de evolución profesional tenderían a cero.

(Por supuesto, no me resigné a ese destino y me puse a estudiar, por mi cuenta, consiguiendo adquirir nuevos conocimientos que, más tarde, tal vez fueron decisivos para encontrar otro trabajo)

Hice alguna otra entrevista más y una de ellas fue bastante interesante. La chica que me entrevistó un auténtico encanto y la oferta de trabajo bastante atractiva. Pero cuando leyó mi C.V. le cambió la cara.
- ¿Tú trabajas en X?
- Pues sí. Es una empresa que pertenece al grupo XX.
- Es un problema, porque nosotros trabajamos con el grupo XX y no le vamos a quitar a su personal.
- ¡Pero hombre eso no es problema! Yo no se lo pienso decir. Además, seguro que ellos se quedan muy contentos cuando yo me vaya.
- Bueno, lo estudiaremos, pero no te prometo nada.

Al menos, tuvo el detalle de enviarme una carta de rechazo, cosa que les honra.

Pues no pudo ser. Dos ofertas de trabajo perdidas por trabajar en la empresa X.

Yo pensaba que cada línea que he ido añadiendo al C.V. a lo largo de los años ha sumado. Poco o mucho. Pero alguna línea, en lugar de eso ha restado. Fascinante...

Cuando el todo no es lo mismo que la suma de las partes

Siguiendo con aventuras no estrictamente informáticas, y en este caso ni siquiera mías; en aquella empresa de cuyo nombre no quiero acordarme nos daban tickets restaurant.
Sin embargo, cuando uno intervenía a más de 50 km. de su centro habitual de trabajo, tenía derecho a media dieta. Esto significaba que uno podía ponerse ciego, en cantidad y calidad y no limitarse al valor de los tickets que rondaba los siete euros. La media dieta, no estoy del todo seguro, andaba por los veinte euros.

Una vez estuvimos comiendo con un compañero que tenía derecho a media dieta. Evidentemente pasó en su nota de gastos lo que había consumido en el restaurante que entraba de sobra en ella. Sin embargo, como no quiso utilizar su ticket restaurant correspondiente, restó su valor del total de la cuenta del restaurante.

Pues... le echaron abajo la hoja de gastos.

Digo yo, si Pitágoras no miente, que es lo mismo quedarse con el ticket en poder de uno y restar la diferencia, que entregarlo y pasar la cuantía completa. Pues en esa empresa no lo era.

Otros compañeros vivieron una aventura parecida. Estuvieron en una intervención a más de 50 km. de su centro habitual de trabajo. Pero muchos más. Con lo cual tenían derecho a la media dieta.
Sin embargo, desafortunados ellos, tuvieron la mala ocurrencia de parar a comer, de vuelta de viaje, a MENOS de 50 km. de su centro de trabajo.

Pues igualmente les negaron la media dieta.

Evidentemente, viendo como estaba el percal, aquellos técnicos que, eventualmente, teníamos derecho a media dieta, nos asegurábamos de gastarla antes de entrar en el radio de acción de las arpías que decidían sobre los gastos.
Además, y aunque en cierto modo era alegal, con pedir en el restaurante un factura justamente por el valor de la media dieta ya teníamos el expediente cumplido. La diferencia entre lo realmente consumido y lo facturado... iba al bolsillo del técnico.

¿Ilegal? No lo creo.
¿Inmoral? Teniendo en cuenta el nido de ratas que era (y es) aquella empresa, no creo que nadie tuviera el más mínimo remordimiento.

viernes, 22 de abril de 2011

Vale. Me busco la vida. Luego no te quejes.

Siguiendo con algunas de mis aventuras en una empresa que se consideraba a sí misma "la elección natural" en materia de "delivery" -ni ellos saben qué significa eso- en una ocasión me tocó una incidencia curiosa.

Un señor había cambiado la clave de administrador en un centro de trabajo en un PC importante, con una serie de programas y, por lo que fuera, ya no estaba en la organización.
Así que nadie podía entrar a dicho PC. Habían probado todo tipo de contraseñas y no daban con ella.
Al final, dando el PC por perdido asumieron que la solución era un formateo. Meter "maqueta" como ellos decían y luego configurarlo, instalarle los programas necesarios, etcétera.

El caso es que como a mí me tocaba ir al día siguiente a comerme ese "marrón", lo comenté con otro técnico que me facilitó una herramienta interesante: unas utilidades que me iban a venir muy bien para dicho problema.

Y efectivamente, acudí al lugar donde había sucedido el problema, comenté el tema con la gente que allí estaba y, en unos minutos, y gracias al CD que me habían pasado, solventé la cuestión perfectamente.

En aquella empresa, nos exigían poner tiempos a las intervenciones. Hora de salida, hora de llegada y hora de finalización. Todo esto en inglés, ya sabeis: ETA, ATA y demás gilipolleces absurdas.

En realidad yo debería haber puesto:
Hora de salida: 8:30
Hora de llegada: 9:00
Hora de finalización: 9:15

Pero, como decía, uno estaba ya hasta las mismísimas narices de "pon el ETA", "pon el ATA", "ponme el comentario al cerrar la incidencia"... pues nada. Sin problema.

Hora de salida: 8:30
Hora de llegada: 9:00
Hora de finalización: 14:30

Comentario: ha sido necesario formatear completamente el equipo, maquetarlo y reinstalar aplicaciones

Y punto pelota. Y esas cinco horas y media me sirvieron para darme un agradable paseo.
¿Estaba yo engañando a la empresa? ¡En absoluto!
¡Qué iba yo a decirles! ¿qué había usado un CD pirata para crackear la base de datos de directorio activo? Dudo que lo entendieran e incluso que lo aprobaran así que les dije lo que querían oir.
Así que, al final, todos contentos.

Esamen en la unibersidad

Siguiendo con mis aventuras en una de las empresas en las que estuve, etapa felizmente terminada a Dios gracias, tuve ocasión de comprobar hasta que punto la miseria, combinada con la incultura generaba comportamientos difícilmente explicables.

En mi equipo había un técnico que estaba terminando una carrera y, aunque trabajaba con nosotros, tenía sus exámenes como todo hijo de vecino. Asistir a exámenes oficiales es un derecho que, si no recuerdo mal, está en el propio Estatuto de los trabajadores.
En principio tu obligación es comunicárselo a la empresa -no te lo pueden denegar- y, cuando tengas tu justificante correspondiente, lo presentas para acreditar tu derecho al permiso retribuido correspondiente, etcétera, etcétera, etcétera...

El caso es que a este técnico le pusieron el examen un día laborable a media mañana. No recuerdo la hora. Se puso en contacto con el jefe-listo y éste, con suma amabilidad le dijo que no había problema. Que fuera a trabajar hasta la hora del examen y que luego fuera a la Universidad a realizar la prueba.

Obvio es, para cualquiera que sí haya ido, que el jefe-listo NUNCA fue a la Universidad. Sólo así se puede entender una postura así. ¿Qué es lo que no funciona en lo que acabo de explicar?

Si el jefe-listo hubiera ido a la Universidad, sabría que a un examen de Facultad o Escuela se ha de ir descansado. Eso es básico. Por tanto dejas a un lado cualquier cosa o actividad que no sea estrictamente necesaria.
El caso es que, para "arrebañar" a duras penas una hora de trabajo, estaba obligando al técnico a ir y venir del "curro" lo cual supone un tiempo de desplazamiento probablemente superior al del tiempo efectivo de trabajo que se pretendía aprovechar.

Cuando el técnico nos comentó esto yo le dije:
- Ni se te ocurra venir a trabajar. Te vas directamente al examen desde tu casa. Si te entra trabajo nosotros te lo cubrimos. Pero tú concentrate en tu examen y olvídate de las gilipolleces del jefe-listo

Dicho y hecho. Todos nos callamos como muertos, el día transcurrió sin novedad, el trabajo salió y el examen no tengo ni pajolera idea de como quedó pero el técnico consiguió terminar su carrera y salir, igualmente de aquel nido de víboras.

domingo, 10 de abril de 2011

Además de... pagar la cama

Bueno, esta entrada no es del todo informática pero tal vez, escribiéndola, me sirva para fijar y recordar algo muy desagradable que me sucedió. No pretendo recordármelo constantemente para automortificarme. Bastantes son los problemas del presente como para agregar los del pasado que, en cualquier caso, están ya zanjados, resueltos y finiquitados.
Fue una etapa, con luces y sombras. Dejémoslo ahí.

El caso es que en una de las empresas en las que estuve me dieron el pomposo grado de técnico móvil. Y ya cuando entré en ella me dijeron que, en principio, yo pondría mi propio coche y luego ya se vería. Es algo que sucedía en aquel sitio en aquel momento y que probablemente siga sucediendo en otras empresas y a fecha de hoy.

El caso es que aquella empresa, que como dije en otra entrada era y es cutre, rastrera, miserable y mediocre (menos mal que no hay rencor, je, je, je) tenía una forma de compensar a los técnicos móviles curiosa.
Te pagaba un fijo mensual y luego un precio por kilómetro, que estaba por debajo de coste.
Si hacías pocos kilómetros estaba bien. Ponías tu coche a disposición de la empresa y te llevabas un dinerito.
Si hacías muchos kilómetros no estaba tan bien. Porque a partir de un cierto número, el precio final del kilómetro que te abonaban no cubría el precio real. Es que los coches, además de combustible, llevan ruedas, aceite, frenos y otras cosas que se desgastan.
Vale que unos meses ganabas y otros perdías. Salías lo comido por lo servido. Más o menos. Pero había alguna que otra ventaja.

Te dejaban sisar kilómetros. Hasta cierto punto. Si hacías cuarenta kilómetros ponías cincuenta. Había una especie de pacto no escrito entre la empresa y el trabajador porque evidentemente tú podías justificar ese exceso de kilómetros porque a veces te equivocabas de carretera, había obras, no podías aparcar... en fin.

Esa Entente Cordiale duró un tiempo. Era aquello de yo sé que tú sabes que yo te paso kilómetros de más, pero tú sabes que yo sé que me los pagas a pelo de pilingui.

Aquello se empezó a resentir cuando alguna mente pensante pensó que debían apretarnos las tuercas a los técnicos porque estábamos ganando demasiado dinero (jua, jua, jua)
Yo fui uno de los que llamaron a capítulo por pasar más kilómetros de los teóricamente imprescindibles. Me reuní con mi jefe-listo (era y debe seguir siendo un listo, dejémoslo ahí también) que con una sonrisa y aparente buen rollo estaba dispuesto a degollarme y crucificarme como si fuera un gladiador vencido en el Ludus de Capua. Él se había preparado el discurso. Y yo también.

- Mira. Aquí me pones que este recorrido son 60 kilómetros y en la Guía Campsa sale que son 30.
- ¿Sí? Vaya. No habré mirado bien el cuentakilómetros. Y, dime, ¿qué recorrido hace?
- Pues sale de A y llega a B pasando por C y por D.
- Bien. Eso es una preciosa carretera comarcal, llena de curvas y barrancos a los lados. Pero es que yo fui por la autopista que es más seguro. Hice más kilómetros pero, además, tardé menos.
- Bueno, pero si lo recalculamos por la ruta que tú me dices no son 30 kilómetros, sino 50.
- Es verdad, pero yo no he salido exactamente del centro geométrico de A para llegar al centro geométrico de B. Eso son unos cuantos kilómetros más que no estás teniendo en cuenta. Y además, he tenido que callejear para aparcar. Más el margen de error de mi cuentakilómetros
- Entonces, si sumamos esto nos sale unos 55 kilómetros...
- Efectivamente. Y yo he redondeado a 60 kilómetros. Me estás reprochando que he cobrado a la empresa 5 kilómetros de más. Esto es como las cuentas del Gran Capitán.

Al poner yo mi coche la empresa se ahorraba un dinero del leasing del coche de empresa (que nunca me dieron), los kilómetros abonados muy a duras penas cubrían el coste real y encima, tenían la poquísima vergüenza de echarme en cara que había redondeado ¡5 miserables kilómetros!

En la segunda parte de la charla, yo le demostré a mi jefe-listo que gracias al exceso de kilómetros era como conseguía no digo ya ser rentable, sino no perder dinero poniendo mi coche. La empresa pretendía (y posiblemente aún pretende) embolsarse unilateralmente todo el beneficio que mi coche pudiera generar escatimándome además a mí (y al resto de móviles con coche propio) la miseria que nos daba para cubrir gastos. ¿Cómo era aquello del reparto de riqueza?

Tuvimos varias charlas más sobre el tema. Expuse mi punto de vista de forma respetuosa, coherente, por escrito y con datos y cálculos pero hicieron oídos sordos. Durante tres años quemé casi literalmente mi viejo y querido coche al servicio de la empresa y finalmente tuve que comprar otro, nuevo, al que metí 30.000 kilómetros en un año.

Se me olvidaba decir que en el convenio de aquella miserable, rastrera, ruin y mediocre empresa una de las clausulas decía algo así como que "el criterio para asignar coche de empresa era un año de antigüedad". Clausula todo lo interpretable que queráis. De hecho ellos eran muy buenos interpretes y allí aprendí dos ideas sobre su gestión.

"Los beneficios son privados, los costes se socializan"
"En el 50% de las ocasiones gana la empresa y en el otro 50% pierde el trabajador"

Que me estaban chuleando era ya evidente.

Cuando ya tenía mi coche nuevo, en una ocasión me llamó mi jefe-listo:
- ¿Donde andas?
- Pues en el autobús, camino de X como un campeón. Acabo de dejar el coche en el taller para la revisión.
- Pero, ¡hombre!, ¿porqué no me lo has dicho?
- Pues porque hasta ahora yo me he buscado siempre la vida. O, ¿qué te crees? ¿Que mi viejo coche no se averiaba? Pues lo hacía. Y yo lo solucionaba con la moto o pidiéndo el coche a mi padre. Sólo que ahora no puedo. Pero tú nunca te habías preocupado de ello hasta ahora que necesitas MI coche.
- Vale, vale... te ponemos uno de alquiler.
- ¡Ah, de alquiler! Cuando hace falta, la empresa se rasca el bolsillo. Pero mientras haya un gilipollas que lo hace en su lugar siempre habrá una excusa para no soltar la mosca, ¿no?
- Bueno, sabes que tu petición -de coche de empresa- está en estudio.
- ¿Pero qué más estudio necesita? Tú sabes lo que me muevo...
- Bueno, es como un premio para los mejores trabajadores...
- Y, ¿yo soy un mal trabajador? Si lo fuera ya me habríais echado hace tiempo, no me toques las narices. Estoy hablando de una herramienta de trabajo que a otros se la dais para que lo dejen aparcado todo el día mientras calientan la silla en la oficina
- Es que tienes que demostrar...
- ¿Que tengo que demostrar qué?

El resto ya fue un diálogo de besugos.

Al final, como ya tenía claro que en aquella empresa los coches eran para los amigos y no para quién de verdad lo necesitaba, un día consideré que no iba a permitir más menosprecios a mi dignidad y decidí no poner el coche al servicio de la empresa.
En realidad sí iba en coche, por mi propio egoísmo pero... con tiempos de transporte público. Si únicamente podía resolver una "incidencia" al día pues una y no más Santo Tomás.

Por primera vez en tres años, volvía a sentirme orgulloso de mí mismo.

sábado, 9 de abril de 2011

Carreras en mojado

Me encanta la espectacularidad de la Fórmula 1 cuando llueve.
Las carreras en mojado son impredecibles y el coche puede hacer un trompo en cualquier momento. La visibilidad es crítica y sólo un piloto con nervios templados puede, no digo ya ganar, sino terminar la carrera.
Pasa lo mismo en las carreteras normales. Esas que tienen asfalto, guardiasciviles y gañanes incordiando por el carril de la izquierda. Nada que no conozcamos de sobra.
A mí me gusta correr. Eso supone gastar mucha gasolina y arriesgarse a sanciones pero creo saber donde acaba el gusto por la velocidad y empieza la temeridad. Y correr en mojado es temerario.

Hace algunos años a alguien se le ocurrió que nosotros podíamos gestionar las garantías de determinado fabricante. Se le ocurrió igualmente la brillante idea de que podíamos garantizar un tiempo de respuesta de una hora.
Eso está muy bien, porque podíamos tener que dejar lo que estuviéramos haciendo para salir a la carrera y cambiarle un ratón al pedorro de turno antes de que hubiera transcurrido una hora. Sin embargo (y felizmente) a los técnicos normales no nos dieron el cajón de componentes para los equipos en garantía: discos duros, placas base, memorias, etcétera con lo cual; en uno de estos casos, tenías que bajar a la central, proveerte de esos elementos y luego volver a salir.

Hacer todo eso en una hora exacta era poco menos que una quimera.

En una ocasión, era una mañana horrorosa. Lluvia, niebla y un tráfico de narices. Estaba yo tranquilamente cuando me llamaron con máxima urgencia para una intervención en garantía. No recuerdo si era una rotura de posavasos electrónico o que a un teclado le faltaba la tecla "any". Pero tenía que personarme en la central a recoger el ni-me-acuerdo-de-qué-era.

Como dije al principio a mí me gusta correr. Pero cuando la miserable, rastrera y explotadora empresa que te contrata te paga un kilometraje que está incluso por debajo de los costes reales y le importa tres pimientos lo que le pase a tu coche o te pase a tí; uno, por puro sentido común, adopta un instinto de conservación y de economía.

Y tan tranquilo que iba yo, bajo la lluvia, escuchando la radio y observando el batir de los limpiaparabrisas, por la autopista, a 80 km/h economizando combustible. Eso sí, me iban adelantando desde camiones de 18 Tm. hasta utilitarios conducidos por abuelas de 90 años. Algunas hasta me miraban con lástima.

Llegué tranquilamente a la central y fui a pedir la pieza:
- ¡¡Qué haces tú aquí!!
- Pos venía a por la pieza
- ¡¡Si ya tenías que estar en el cliente!!
- Oye. Para un momento. La mierda que me dais no cubre conducir como un psicópata. He venido a la velocidad legal. La recomendada por la DGT. Y como vosotros no me pagáis las multas, ni las averías, ni el disgusto si me doy un golpe, vengo y pienso irme a la velocidad que yo crea conveniente. Si llego tarde al cliente... se siente

Después de eso, y de alguna más que no me contaron, sólo unos cuantos técnicos escogidos llevaban en el coche todas las piezas de la garantía y al resto nos dejaron tranquilitos.

El dia que me robaron un monitor

Podría escribir mucho sobre el jefe-tonto, fuente de problemas para cualquier sitio en donde se le ubique. Pero dejaremos eso para otro día.
El caso es que, hace algún tiempo, el jefe-tonto me mandó a revisar un monitor que no funcionaba y, sorprendentemente, no funcionaba. El monitor no se encendía.
Nuestro procedimiento, en aquella época, consistía en identificar dicho monitor con una serie de etiquetas, enviarlo a nuestra "central" para que lo repararan o mandaran reparar y poner en su lugar uno de préstamo.
Dicho y hecho, realicé el procedimiento al pie de la letra.

Dias más tarde, me llama el jefe-tonto:
- Una cosita: dices que nos has enviado el monitor tal y cual, pero aquí no hemos recibido nada.
Vaya por Dios.
- Pues... yo lo etiqueté correctamente y envié la orden de recogida con estos datos que te voy a decir ahora...
- Los datos están bien en el sistema, pero aqui no tenemos el monitor...

Haces alguna averiguación y descubres que el transportista fue a buscar el monitor pero no encontró nada. Y llamas al jefe-tonto y se lo cuentas. Su respuesta, como cabe esperar es la que no cabría esperar.
- ¡Nos han robado el monitor! Eso seguro que se lo ha llevado alguien de la organización.
- ¿Cómo se lo van a llevar? ¿Para qué querrían un monitor averiado pudiendo robar uno que funcione? ¡No tiene ningún sentido!
- Pues a nosotros nos lo van a descontar. Vete a buscarlo.
- Pero... vamos a ver. Buscarlo, ¿dónde? ¿Qué quieres que haga? ¿Monto un control a la entrada del edificio e interrogo a todo el que parezca sospechoso?
- Tendrás que ir despacho por despacho mirando si alguien lo ha escondido debajo de una mesa o encima de un armario. Pero el monitor tiene que aparecer.

En este momento, se te pasa por la cabeza mandarle a la mierda. Informárle explícitamente de que es imbécil y que si ha llegado a jefe-tonto es porque se la ha chupado a alguien pero sabes que no puedes y te muerdes la lengua intentado razonar.

- Pero, ¿tú te das cuenta de lo que me estás pidiendo?
- Si, sí, sí... pero hay que hacerlo. Vete allí y miras despacho por despacho.

Uno, que tiene tablas y algún que otro amigo va a preguntar donde debe preguntar.
- Oye, que ha pasado esto ¿Tú sabes quién se lo puede haber llevado?
- Claro. El otro día vino a recogerlo un transportista diciendo que al estar el monitor en garantía, el mismo fabricante lo gestionaba.

¡Acabáramos! El monitor lo había recogido OTRO TRANSPORTISTA porque al estar en garantía la tramitación iba por otro lado absolutamente distinto. Por supuesto no estaba perdido ni lo habían robado y, por supuesto, yo me evité el bochorno de irlo buscando como un idiota.

El jefe-tonto, que supuestamente debería haber estado al tanto de lo que había ocurrido, supongo que habría perdido el tiempo matándose a pajas o algo así. De otra forma, no entiendo como quién debía coordinar estas movidas se columpia con semejante tontería, poniendo en un compromiso a uno de sus técnicos. Porque, de haber intentado hacer al pie de la letra lo que me pedían, seguramente me hubieran expulsado del edificio por meterme en camisas de once varas y tocarle los ***vos a gente a la que no debería hacérselo. Realmente es que ni siquiera me tendrían que haber pasado la incidencia. Pérdida de tiempo, de combustible y cabreos innecesarios.

Cuando le expliqué el tema, sin desvelar mis fuentes ni otros detalles que no tenía porqué conocer, se alegró y se olvidó del tema. Sin ningún tipo de autocrítica, ni disculpa, ni propósito de enmienda.
Después de estas cosas es normal que yo empezase a pasar de todo en ese equipo de trabajo. Y luego eres el problemático y el que no te comprometes con los objetivos del proyecto.

viernes, 8 de abril de 2011

El puñetero número de serie

Por suerte o por desgracia, es probable que en la vida de un informático se cruce la palabra maldita: INVENTARIO
Si tú realizas tu propio inventario las cosas irán medio bien, pero si es otro el que gestiona el cotarro las historias devienen kafkianas.
El caso es que en una empresa de la que no quiero acordarme, me pidieron que tomara el número de serie de un servidor aprovechando una intervención.
Dicho y hecho. Como suele ocurrir, el servidor está en el último rincón, te tienes que tirar al suelo, te manchas, tienes que moverlo para ver el número... pero al final lo tomas.
Y tan satisfecho se lo comunicas al sub-jefe tonto de turno.

A los pocos dias te llama una "dispatcher" a decirte que el número de serie del servidor está mal.
Que tú les has dado un WXYZ.... y que en esos servidores los números de serie empiezan por ABCD.
Bueno anda qué... pues se mira otra vez. Nadie es perfecto.

El caso es que vuelves a hacer el ritual, en el lugar de trabajo la gente te mira un poco extrañada pero tomas ese número. Más que nada porque, no sólo parece un número de serie sino que delante de él pone S/N.
Aún así, tomas todos los números que ves. Que hay gente para todo y a lo mejor en lugar de ponerte el número de serie donde corresponde, lo sitúan junto al número de DNI de la madre del tio que lo compró. Toda precaución es poca.
Esto es una putada porque estando incómodo, con poca luz y con un servidor bastante sucio a veces no distingues un 8 de una B, un 5 de una S y así sucesivamente. Pero eso no es obstáculo para un arrojado técnico de sistemas que toma todo lo tomable y lo comprueba siete veces para evitar cualquier error.

A los pocos días te llama el jefe de proyecto y una vez más te dice que ninguno de los números de serie que le has proporcionado es correcto y que el que él necesita empieza por ABCD.

¿Qué hice yo? Pues le dije que si le parecía bien, que viniera él mismo a ver los números. Y que si encontraba uno que no fuera ninguno de los que yo le había dado, con mucho gusto le invitaba a cenar lo que quisiera, donde quisiera.

-¡No te pongas así!- me dijo.

- No me pongo de ninguna manera. Ya sabes, estoy dispuesto a perder una cena. ¿Cuando vienes a ver los números?

Por supuesto no vino.

sábado, 19 de marzo de 2011

Internet es un atraso

Esta es una de las frases que más me gustan.
Incluso por encima de aquel que dijo -mirando al panel de control de una impresora- que la dirección MAC es la de los MacIntosh.

Internet es un atraso.

Eso fue lo que me dijo un señor hace ya unos nueve o diez años. Tal vez más. Estaba colaborando con una asociación y la charla derivó hacia las posibilidades que ofrecía Internet. Enviar boletines por correo electrónico, publicar algunos datos en páginas web, fotos, direcciones útiles... nada que hoy en día no sea de uso corriente.

Este señor, buena persona, pero bastante incómodo con las nuevas tecnologías... o con las tecnologías en general, sin adjetivos, era uno de los que echaba una mano "embuchando" cartas en los sobres, pegando sellos, yendo a correos. ¡Se sentía útil!

Entiendo que la llegada de un tío (yo) proponiendo innovaciones no le gustara mucho, pero su frase me dejó conmocionado. Yo le pregunté:

- ¿Y por qué Internet es un atraso?
Me respondió categóricamente:
- Porque tengo un primo que es ingeniero y dice que Internet es un atraso

Vale. Entonces de cambio climático ni hablamos. Por si fuera el mismo primo.

Lo que me dejó "ojiplático" no fue la radicalidad y la contundencia de su opinión. Porque, caramba, pude haber entendido (que no compartido) que en un momento dado usar Internet para determinadas labores podría ser matar moscas a cañonazos, obligar a un periodo de aprendizaje previo, confundir a personas poco familiarizadas con la red, etcétera.
Pero no había ni argumentos ni razones, sólo una aplastante afirmación: ¡Internet es un atraso!

Y, este hombre, buena persona pero poco dotado intelectualmente, incapaz de articular una defensa medianamente coherente de su opinión; basaba su afirmación en la supuesta autoridad intelectual que le confería ser ingeniero a un primo suyo.

¡Pobre hombre! ¿No se daba cuenta de que se ponía en ridículo y ponía en evidencia a ese supuesto primo suyo si es que realmente lo tuviera?

En estos casos, uno ya se da cuenta que discutir es inútil y que perder el tiempo con semejante zopenco haciéndole ver lo inconsistente de su argumentación es rebajarse a su nivel. Así que ¡para él la perra gorda!

- Tienes razón. Internet es un atraso. Hala. Ahora hablemos de cosas más transcendentes como, por ejemplo, el próximo partido del "Madriz" o el "peazo" culo de la tía que acaba de pasar.

Lo que es un atraso es esperar que Internet pueda sacar de su ignorancia a quién deliberadamente quiere pertenecer en ella.

jueves, 24 de febrero de 2011

Incierto se presenta el reinado de Witiza

Esta frase dicen que se emplea en el mus. E incierto es el éxito comercial de cierta fuerza de venta.
Porque tienen, como el tio Perete, cuatro, cinco, seis y siete.
Incierta está la economía española en este invierno cuasi primaveral de 2011. Lo sé por mí y también por mis compañeros comerciales que andan siempre a la búsqueda de nuevos clientes. Campañas, bases de datos, telemarketing... hay que buscar al comprador de bienes y servicios esté donde esté, dar a conocer nuestras ofertas, seducirle con nuestros precios... y no es nada fácil.
Por suerte o por desgracia yo estoy del lado contrario. Soy de los malos. Yo compro y contrato.

No es que compre y contrate en grandes cantidades. De hecho, compro y contrato bastante poco. Lo justo e imprescindible. Pero como Responsable de Sistemas soy el interlocutor apropiado para los comerciales de las distintas empresas que ofrecen bienes y servicios.

Normalmente llaman personas, preguntan por mí, les confirmo que soy quién ellos esperan, se presentan amablemente y pasan a soltarme el rollo correspondiente.
Como decía, ya que conozco bien el trabajo de los comerciales y sé que es merecedor del mayor de los respetos, siempre les trato con la consideración debida aunque yo, generalmente, busco lo que necesito cuando lo necesito. Pero, nunca está de mas escuchar una oferta y aprender alguna cosa. Y he escuchado algunas.

A veces la oferta está tan poco orientada a las necesidades de mi organización que, con educación y cortesía, interrumpo la exposición. Opino que su tiempo es tan valioso como el mío y que es una pena hacérselo perder contándome una cosa que no me interesa. Supongo que ellos lo agradecerán.
En distintas ocasiones los comerciales van a puerta fría. Perdón, a teléfono frio y prácticamente tienen que preguntar qué es lo que tiene su eventual futuro cliente para ofertarle algo. Es encomiable pero no suele ir más lejos de allí. Hay otros más audaces y ofertan su producto que, tal vez, pueda aportar algo a la organización.En algunos casos (muy pocos) hemos concertado entrevistas. Me interesaba lo que me querían contar y aunque, a priori, la posibilidad de cerrar una operación era escasa me pareció que no perdíamos nada con hablar. Luego están los que te invitan a eventos. No sé como serán ahora los eventos, hace mucho que no voy pero antes te ponías ciego a comer y beber. El caso es que, aburrirme dos horas, con todo lo que tengo que hacer no es algo que me atraiga y suelo rechazar las invitaciones.

Pero el caso que más me cabrea, el que me ha movido a escribir una entrada es el del comercial tonto. No es nada personal, ellos (y ellas) hacen su trabajo pero como dijo aquel: -no te tires que no hay agua.

Una mañana te pasan una llamada. Preguntan por tí, como he explicado antes y entonces te lanzan el torpedo contra la línea de flotación.
Su empresa (Chachisystems Europe Ltd.) puede ocuparse de la informática de mi empresa. Una llamada y ellos se hacen cargo de todo. Administración, mantenimiento, help-desk, hardware... por supuesto con todos los ISO del mundo, Partner Microsoft, Cisco, etcétera, etcétera, etcétera. Ya nunca más tendré que preocuparme. De hecho, tendría que irme al paro.
Lógicamente, si mi interlocutor (o interlocutora) se hubiera documentado bien sobre las dimensiones y necesidades de mi empresa y sobre mi puesto en particular, se habría ahorrado una llamada, Eso de barrer listados telefónicos a ciegas me parece absurdo y dice poco de quién tengo al otro lado del teléfono. Si quiere perder su tiempo bien, pero el mío es oro.
El caso es que, para más inri, me ofrecen implantar en mi sagrado puesto de trabajo el modelo laboral que más odio: el de las empresas de servicio o ETTs; que al final son lo mismo. Claro. En estos casos, sin llegar a la grosería, suelo ser bastante cortante.
Naturalmente rechazo que me manden información (ni PDFs, ni nada) y, por supuesto, sutilmente les digo que no me llamen dentro de seis meses por si he cambiado de opinión porque si me llaman, sí habré cambiado de opinión. Puede que use palabras alusivas a la profesión de sus madres y eso no queda profesional.