jueves, 2 de junio de 2011

(Des)cuidando la herramienta de trabajo

No sé si es deformación profesional, pero a mí me gusta que mis ordenadores funcionen bien. Es evidente: por simple comodidad, rendimiento y agrado de uso.
Para ello, la experiencia me dice que cuanto menos cacharree en él, mucho mejor: meterle el S.O., la ofimática imprescindible, los programas de uso más comunes y también las descargas.
Cuidado con las descargas.
Yo sólo me instalo los programas conocidos, probados y que realmente me ofrecen algo: tipo Adobe Acrobat, Google Earth y similares. Y, si puedo, los instalo antes en un entorno de pruebas. Por si acaso.
Lo de instalar, probar y desinstalar no me gusta. Siempre quedan restos.


Por alguna razón, el software de baja calidad que uno se encuentra a todas horas en Internet altera a peor la configuración de los equipos. Se pierde rendimiento, se sustituyen librerías eficaces por otras mediocres, se consumen recursos innecesariamente, se ejecutan procesos ineficaces...

Sea por lo que sea, los equipos se van degradando poco a poco. Tal vez el usuario se acostumbra pero cuando uno viene de un ordenador bien afinado y se encuentra estos desastres, la impresión es negativa.
Aunque el día que el usuario toma conciencia de lo mal que va su ordenador y es suficientemente "creativo" como para intentar solucionarlo por sí sólo, estamos en la antesala de la catástrofe.

Pululan por ahí multitud de "booster", kits de reparación, herramientas de resolución de problemas tanto gratuitas como de pago que... terminan convirtiéndose igualmente en un problema.

¿Qué hacer en estos casos? Lo mejor es reinstalar. Tal vez haya gurús capaces de encontrar el problema y darle una solución quirúrgica pero para quienes no queremos complicarnos, una instalación LIMPIA hace milagros. ¡Que bien funcionan los ordenadores el primer día! ¿A quién no le gustaría estrenar coche cada día? Pues en informática, casi, casi, podemos estrenar ordenador cuando queramos.

No obstante esto no es gratis. Cuesta tiempo, más aún si quieres dejar el ordenador como estaba antes de la reinstalación. Por eso, los que nos dedicamos a ésto, intentamos dilatar al máximo ese día, reduciendo al máximo las causas de degradación.

Lamentablemente fallamos estrepitosamente a la hora de "motivar" a los usuarios para que hagan lo mismo. Es una decepción ver que en pocas semanas o pocos días, el PC que preparamos con interés y cuidado y que funcionaba como un reloj, se ha convertido en un cacharro que tarda en arrancar, la intemerata en responder, que se engancha al navegar y da errores con frecuencia.

Pero Dios da pañueño al que no tiene mocos.

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