lunes, 3 de agosto de 2015

La informática (y el cine) hace veinte años...

Excelente película la de Alejandro Amenábar. Imprescindible para cualquier cinéfilo.


Cinta de 1996. De hace casi, casi, veinte años. Veinte años no es nada, decía Gardel.
Bueno, tal vez sí.

El otro día la pusieron en TV y aunque disfruté viéndola, casi sufrí un amago de parada cardiorespiratoria en una de las escenas. Por cierto, mi agradecimiento a ‏@MarkelGoiko por enlazar a la imagen en su twitter.


Sin entrar en demasiados espoilers, resulta que en el servicio técnico guardan ¡en un disquette de 3 1/2 el listado de clientes!

Seguramente en la tienda de chuches de la esquina se toman más en serio su contabilidad.

Uno de sus protagonistas ¡coleccionaba porno en cintas VHS! ¿Qué habría sido de él de conocer Porntube?

Y podríamos seguir describiendo cosas que en 1996 eran normales pero ahora nos parecen simplemente fuera de lugar. Naturalmente profesores fumando en las aulas, ausencia de teléfonos móviles en fin...

Pero nos vamos a Matrix, de 1999.


Ves el teléfono de Neo y te da la risa.




Nokia 8110. Lujo oriental, por aquel entonces. Lo mejor de lo mejor. Ahora, cualquier móvil chino de gama baja le supera en todos los aspectos. Aunque lo de desplegarlo con una sola mano y quedarte con la peña, todavía tendría su aquel.

Enternecedora también la escena en que el joven energúmeno que se hace pasar por James T. Kirk en la película de J.J. Abrams maneja el Nokia instalado en el coche.





Curioso que el Nokia Tone siga sin cambios en el siglo XXIII.

En fin, dentro de veinte años seguiremos sorprendiéndonos.

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