jueves, 23 de septiembre de 2010

Marcas de cinco estrellas. Servicio tercermundista.

Hace algunos años, no muchos, en una de las empresas donde trabajé adquirimos una importante remesa de ordenadores a un importante fabricante mundial, de esos que se autoproclaman líderes indiscutibles y cuya facturación es comparable al PIB de más de un país soberano.

El caso es que los PCs de ese fabricante se averían tanto o más que los clónicos que podemos comprar en la tienda de la esquina y hay que llamar al servicio técnico.

Cuando se llama al S.A.T. normalmente se encuentra un amable operador que, si habla castellano con un mínimo de corrección ya debe considerarse una gran fortuna.
El teleoperador, con la mayor cortesía del mundo requiere al CLIENTE, así con mayúsculas, que haga una serie de pruebas. Cosa que es bastante lógica, aún asumiendo que la factura telefónica corre de nuestra cuenta, por si se nos ha olvidado enchufar el ordenador, hemos conectado el monitor al microondas, hemos confundido el PC con la lavadora o algo similar. Que también a veces los usuarios son/somos para echarnos de comer aparte.

Una vez terminadas las pruebas lógicas y normales es el momento en que uno espera la frase: "no se preocupe señor XX, le mandamos un técnico". ¡No! Entonces empezamos con el hardware.
A mí me gusta cacharrear en los ordenadores, pero eso lo saben mis amigos y los lectores de este blog, no un operador de help desk anónimo que no puede adivinar si quién tiene delante es un McGyver o un Homer Simpson.

Digo yo que no es de recibo obligar a un usuario a desmontar su ordenador, resetear BIOS y, como una vez me propusieron ¡que desmontara otro PC igual para intercambiar los procesadores! Así que algunas multinacionales entienden la atención en garantía como una especie de autoservicio hardware. Todo sea por la cuenta de resultados.

Y también es de esperar que el operador de help desk que tienes atendiéndote tenga, si no un máster en electrónica, al menos sentido común para no limitarse al simplísimo argumentario que, con toda seguridad, le han hecho aprender.
A uno de esos PCs fabricados por la multinacional líder, le empezó a fallar ostensiblemente el disco duro. El ruido que hacía se oía a varias mesas de distancia y era cuestión de tiempo que terminara de averiarse y no arrancara.
Pues el "ingeniero" que me atendió me sugirió que reinstalase el software. De nada sirvió razonar, hacerle escuchar el ruido por el auricular del teléfono, convencerle que el software funcionaba perfectamente, que se trataba de un problema hardware y que aunque no conociese el concepto de "mantenimiento preventivo", yo no le estaría molestando si no tuviese argumentos contundentes para esperar un error catastrófico de disco de forma inminente.

Ante estos irracionales, que a más de uno le colgué el teléfono, el mecanismo era muy fácil. Dijese lo que dijese, pasase lo que pasase, la respuesta siempre era la misma: no enciende.
Al final, después de cinco o seis pruebas "inexplicablemente" fallidas, el help desk capitulaba y accedía a enviar un técnico que aparecía por la puerta con fuente, placa, disco, memorias... y al que, después de invitarle a tomar un café, le explicaba cual era el verdadero problema para que fuese al grano. Y todos contentos.

En fin... mejor, más barato y más rápido la tienda de barrio.

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