viernes, 21 de enero de 2011

Uno de los mayores peligros en ofimática: Microsoft Excel.

En una de las primeras entradas de este blog, estuve narrando algunas de las aventuras y desventuras que sufrimos los informáticos a cuenta de la "creatividad" que demuestran nuestros usuarios utilizando programas de uso común.
El Excel, en mi opinión, crea monstruos terribles que nos persiguen por nuestros sistemas como espectros queriendo redimirse de algún pecado inconfesable.
Para muestra dicha entrada: Más sorpresas con Excel

El problema y a la vez la razón del éxito del Excel es que deja hacer lo que a uno le da la gana. Lo malo es que hay analfabetos funcionales que son incapaces de hacer otra cosa que no sea aporrear el teclado.

Me encuentro con una alerta que me dice "Recibido correo de gran tamaño". Reviso la entrada y veo que hay un envío de 60 MB. Lógicamente pienso que alguien ha creado un powerpoint lleno de fotografías a alta resolución, o algún gráfico vectorial de muchos megapíxeles o algo así. No lo he podido evitar y he indagado a ver qué era.

Pues era ¡un triste excel!

Por razones éticas, no puedo ir más allá y he pedido que me lo dejaran ver, por curiosidad. Pasmado me he quedado. Una simple hoja de unas pocas lineas x columnas. Una bagatela realmente.
Sin embargo, hay un montón de celdas con formato -saber que eran antes o qué son ahora- que, por alguna razón pesan. ¡Vaya si pesan! Son más de 65000 filas con formato. Aunque el formato sea una celda en blanco.
¡Menudo desperdicio de espacio!


El correo con el excel como adjunto eran más de 60 MB.
El libro excel, puro y duro, más de 40 MB (20 MB de basura añadidos al correo... impresionante)
El libro excel, ya libre de basura 12 KB.

Si de 60 MB, sólo 12 KB era un útiles... eso arroja el asombroso resultado de un 99,9% de tamaño desperdiciado.

¿Y que más da si hoy en día el correo se lo traga todo? ¿Y los discos duros ya son de TB? Cabrían miles de ficheros como ese.

Pues... sí que da. Quebraderos de cabeza.
De momento la gente empieza a quejarse: -¡El correo me va lento!
¿Cómo no te va a ir lento, gañán, mandando ese pedazo de basura inútil?
Lo malo es que muchas veces, el receptor empieza a reenviar el correo a su lista de contactos. Pongamos que es fácil que dos o tres copias salgan. Y como el receptor tampoco se ha molestado en razonar porqué tarda tanto en enviarse ese correo, o bien se queja igualmente de que el correo "cada vez va más lento" o simplemente se deja correr el tema.

Al final, ¿que se encuentra el informático? Copias y copias y copias de unos ficheros enormes.
Buzones de correo a reventar que, por supuesto, tardan lo suyo en dejarse listar y revisar.
Al final el espacio en servidores se reduce ¡vaya si se reduce!
Porque a algún iluminado/a le ha gustado el modelo de documento y lo usa SIEMPRE. Se limita a añadir unas líneas y se cierra el círculo vicioso.

¿Qué pasa entonces? Pues las habituales letanías...

La informática es una mierda.
Tienes que ponerme un ordenador más potente.

Así no se puede trabajar.
En la empresa de mi cuñado esto no pasa.
El informático es un incompetente.

Lo dicho. Yo, por mí, prohibía el Excel.

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