sábado, 13 de agosto de 2016

Las aventuras de buscar un empleado público - capítulo 6

El examen.
El día que todos temen, finalmente llegó.

Con todo preparado se hace el llamamiento
¡A ver! Fulanito de tal -¡Presente!

Esta vez hay menos gente que en el primer examen. Las caras ya nos suenan.

Con una sonrisa sincera (aunque los aspirantes piensen que eres el ~$#*!@ que les vas a amargar el día) saludas a los aspirantes y les invitas a pasar y tomar asiento. Se hacen algunos arreglos. Si algún aspirante está incómodo, le da el sol en los ojos o algo similar no hay problema. Se le busca otro sitio. Estamos vigilando el examen, no somos de las SS.
Afortunadamente, los Tribunales de oposición no tienen nada que ver con estos tipos de arriba.

Con la gente ya sentada, el Presidente comienza a recitar la letanía...
Esto sí es un examen real. Pobres.

Rellenen aquí el nombre, pongan aquí el código, DNI visible, no se pueden usar móviles, etcétera.

Cada aspirante pone en práctica su propio ritual. Todos lo hemos hecho así que no seré yo quién lo critique. Hay quién se cruje los dedos, otros colocan los bolígrafos de distintos colores correcta y perfectamente alineados y otros se recolocan una y otra vez en la silla.

Cuando el examen está muy avanzado ¡suena un teléfono móvil! Pero bueno, ¿es que no hemos dicho que los móviles deben estar apagados? El aspirante rápidamente accede a él, lo mira unas fracciones de segundo y lo silencia. Los miembros del Tribunal nos miramos entre nosotros ¿qué hacemos?

Memorizamos el nombre y tomamos nota del incidente y de la hora pero no invitamos al protagonista a abandonar la sala. Días después debatimos sobre el tema y acordamos (con mi voto discrepante, ojo) considerar irrelevante el incidente.

El examen termina, se entrega y nos retiramos.

La corrección del examen. La plantilla.
Días después somos convocados por el Presidente para hacer la corrección. La corrección puede hacerse a máquina o a mano, eso depende del número de participantes y de los medios materiales que se hayan puesto a disposición del Tribunal.

En cualquier caso todos revisamos la plantilla oficial para evitar errores materiales. Vemos que las preguntas y las respuestas son las correctas y damos luz verde al proceso de corrección.

Al ser un proceso mecánico, no ha lugar a valoraciones personales.
Respuesta correcta: puntúa
Respuesta incorrecta: penaliza
Respuesta en blanco o nula: no se contabiliza

Realizada y comprobada la corrección, vemos con cierta desolación que el número de aspirantes que han superado la prueba es más bajo de lo esperado.
¿Nos hemos excedido? ¿Se ha apuntado un grupo de gañanes descerebrados?

En algún caso se quedan fuera por poquito ¡qué lástima! Han arriesgado más de la cuenta y se han pasado. En otro caso se quedan muy muy lejos... ¿pero a qué estaban jugando éstos?

Con gran decepción nos quedamos sólo con una pequeña fracción de los aspirantes iniciales. Lástima.

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