viernes, 27 de agosto de 2010

El último paga

Yo recuerdo un juego de mi más temprana juventud.
Te sentabas en un círculo, por supuesto en la calle y, por supuesto, de noche con un grupo de amigos y amigas y alguien encendía una cerilla.
El juego consistía en írselo pasando ¡encendido! al compañero de la izquierda. Naturalmente, tarde o temprano alguien se quemaba y perdía.

Algo así pasa en la informática. El último paga.

Normalmente los sistemas informáticos tienen una vida azarosa. Más o menos larga, pero limitada en el tiempo. Y al final mueren. Su muerte, a veces es una muerte anunciada. ¡Feliz del informático que pueda darse cuenta a tiempo!
Pero, otras veces, no puedes.

El caso es que, azares de la vida, te toca resolver una incidencia o hacer una intervención supuestamente trivial en un sistema al que le quedan pocas horas de vida.
Tu actuación puede ser técnicamente impecable pero, por ley de Murphy, mientras estás en ella el disco duro te puede dar un error irrecuperable.

Hay que comprender que si operas a corazón abierto a un señor y el señor se te muere no pasa nada. Eres poco menos que un santo, una eminencia que está por encima del bien y del mal.
Pero si eres un informática y se te muere un paciente en mitad de una operación... y os aseguro que pasa a menudo, entonces deberás estar preparado para escuchar sarcasmos, algunos más fuertes que otros.

Si, peor aún, como consecuencia del evento hay información que queda inaccesible, entonces tienes garantizado un marrón. Obviamente, el informático veterano se asegura de tener una buena copia de seguridad y de dejar claro que no quiere saber nada de la información que los usuarios, por su cuenta y riesgo hayan dejado donde no deberían.

El informático que conoce su oficio llega a desarrollar cierto olfato ante estos "marrones" y cuando percibe uno, despliega toda su colección de excusas para evitar meterse en problemas. Casi siempre funciona. Pero alguna vez no funcionará y... serás el último que lo ha tocado.

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