viernes, 15 de octubre de 2010

La importancia de la disciplina. Pero sin pasarse. (II)

Si habéis leído la entrada La importancia de la disciplina. Pero sin pasarse. (I) más o menos os he puesto en antecedentes de qué marco metodológico creo conveniente para el trabajo en TI.
Podremos discutir sobre si es mejorable, incompleto, obsoleto o lo que sea. Pero funciona y da resultados.
Lo que no da resultado es la chapuza y ahora os cuento una de mis experiencias en este mundillo.

En una de las empresas en las que trabajé conocían ITIL. Como también podrían conocer la teoría de la relatividad o el teorema de Fermat. Pero trabajaban con una aplicación obsoleta cuyo nombre no diré para no dar demasiadas pistas. Pero el problema no era la aplicación que podía ser más o menos limitada sino la organización en sí, que decía dedicarse a informática como podría haberse dedicado a vender pastillas de freno.

En una ocasión me pidieron un módulo de memoria para un ordenador. Trabajo fácil, no tenía ni que desmontarlo. Simplemente dárselo en mano a otro técnico y luego irnos a tomar un café.
Bien. Yo tenía un módulo pero no servía y por tanto pedí el part number a mi compañero y, con ese part number, marca y modelo del PC y solicité la pieza en cuestión.

La pieza llegó. No era. Vaya por Dios. Bueno, no se acaba el mundo. Haces todo el procedimiento de devolución y vuelves a pedirla. Esta vez, para que no hubiera errores, escaneé el módulo por las dos caras y lo mandé por correo electrónico.

La pieza llegó. No era. Cachondeo generalizado.

Así que me cogí la memoria, me fui personalmente al almacén y me aseguré de que me dieran la memoria exacta. Para eso, sobraba la aplicación, sobraba el personal de almacén y sobraba la empresa en general.
Me hubiera sido más barato irme a la tienda de la esquina, comprarla yo y pasarla por hoja de gastos.

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