viernes, 15 de octubre de 2010

Trabajar contra corriente (IV)

En la guerra, los errores y manías de los generales suelen pagarlas los soldados.
En TI, son los técnicos los que las pagan. Pero, vaya, a uno le remuneran ocho horas de trabajo y hay que cumplirlas aunque se sepa que la labor desarrollada no sirve para nada.

En una de mis etapas (felizmente superada) como técnico, en mi lugar de trabajo había un arquitectura muy heterogénea. De hecho había dos servidores Digital con Unix.
Uno de ellos (llamémosle A) corría una aplicación "legacy" y el otro (el B) únicamente se utilizaba para hacer la copia de seguridad.

La copia de seguridad se hacía en dos partes. Pero en lugar de hacerse secuencialmente, se hacía en paralelo aprovechando que al servidor B todavía le funcionaba la unidad de cinta y la tarjeta de red. La única ventaja era la comodidad porque el servidor B en lugar de tirarlo a la basura lo mantuvieron haciendo una función de unidad de almacenamiento externo. Ni más ni menos.

En realidad, al servidor B una vez también se le averió la unidad de cinta, una DLT. No hubo problema, se montó una unidad DLT nueva (reparada) y siguió funcionando hasta que, algunos meses más tarde, dejó de funcionar. Se le cambió la cinta, pero sin resultado.

Yo le expliqué a mi jefe lo que he contado aquí: que era un servidor que nunca estuvo bien, que el único rol que le quedaba por representar era el de tener una segunda unidad de cinta y que los operadores de la aplicación no tenían ningún inconveniente en hacer ambas copias de seguridad sobre el mismo servidor porque la primera de ellas apenas tardaba. Pero no sirvió de nada. Se le metió entre ceja y ceja que había que repararlo.

Aquí, a la joya, no había por donde meterle mano. No tenía vídeo y por red (por Telnet) no había forma de conectarse. Dada mi "incompetencia" enviaron a otro técnico que se trajo un terminal del año de Maricastaña. Estuvo soldando cables para el conector y lo enchufó. No hubo forma.

Pero mis jefes no tiraron la toalla y decidieron llevar la máquina a laboratorio. El transportista y yo sudamos para meterla en la furgoneta. Pero sudamos en sentido literal. Y llegó a laboratorio. Y laboratorio dictaminó lo mismo que yo dije al principio: la placa base está mal, no hay repuesto y repararla es antieconómico.

Unas cuantas horas y dinero perdido para intentar reparar un servidor ya descartado años atrás.El servidor volvió a su sitio (otra sudada para bajarlo) y hasta que yo me fui realizó una importante función como mesa auxiliar y asiento para visitas.

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