viernes, 2 de diciembre de 2016

Una forma pecular de absentismo presencial. Pero peor.

La vigente reforma laboral impulsada por el gobierno reformista y liberal de Mariano Rajoy en 2012 ha contribuido de forma decisiva a salir de la crisis y a generar un crecimiento económico que nos permite liderar la recuperación en Europa.

La Reichskanzlerin cuando observa lo que sucede en España
¿Qué pasa? ¿He dicho algo que no sea cierto?

Fijaos que cosas pasan con la reforma laboral.

Te tomas un paracetamol y te quiero de vuelta en el tajo en diez minutos, rojo de mierda


De todas formas, si es cierto que "gracias" a la reforma laboral las bajas médicas se han reducido. En muchos cosas por miedo y en otros por convencimiento. Pero este no es un blog político, ni económico. Lo que la gente ha votado oiga. No voy a venir yo a corregirlo.

De todas formas opino que cualquier trabajador, por convicción debe faltar al trabajo lo menos posible. Porque raro es el día que no nos dolerá un pié, tendremos jaqueca, algo de gastroenteritis, resfriado, nos molestará la junta de la trócola o cosas así. Por una molestia leve no debemos ausentarnos de trabajo. ¡Va, que lo estoy diciendo en serio!

Como aquel que metió varios goles como delantero mientras estaba de baja por una lesión de rodilla. Luego le despiden y el patrón es malo. Es que alguno también ¡ya le vale!

Digámoslo con claridad: hay gente que es imbécil
Conocí yo a una compañera (que fuera mujer es irrelevante para la historia) que presumía y sacaba pecho por no haber cogido nunca una baja ¡Qué gran trabajadora! ¡Qué orgullo para la empresa! ¡Qué ejemplo para los compañeros!

Pero esta señorita era humana a pesar de todo y, como todos los humanos, alguna vez enfermaba. Enfermedades no graves ni incapacitantes. Pongamos una gripe. Y la compañera se nos presentaba en el local con fiebre, malestar general, toses, estornudos y mocos.

En realidad, aunque estuviera con nosotros, no estaba trabajando ¡no podía!

Dudo mucho que su rendimiento fuera mayor de un 30%

¿Merece la pena venir a trabajar cuando no se va a rendir sino muy por debajo de lo habitual?

- Marta, deberías irte a casa.
- ¡Que no! ¡Qué estoy bien! [toses]
- No estás bien. Seguro que tienes fiebre.
- [Tocándose la frente] Tengo un poquito de fiebre, pero no pasa nada [mocos]
- Pero, ¿cómo piensas en quedarte si tienes fiebre ¿Que te vayas. Que ya nos encargamos nosotros. Que no estás bien.
- No os preocupeis, que me encuentro perfectamente [toses aún peores]
- [Resignados] Bueno, pero mañana vete al médico que te mire.
- No, si no hace falta. Ya estoy tomando yo unas hierbas que me dio mi abuela [ojos vidriosos]
- [Con caras de asombro] Eso sólo te ayuda, pero si vas al médico te va a recetar alguna cosa...
- ¡No hace falta! Con esto me pongo bien enseguida.

Naturalmente al día siguiente Marta viene incluso peor que el día anterior pero presumiendo de no haber falta ni un sólo día al trabajo en 20 años. El resto deben (debemos) ser todos unos vagos que se escaquean en cuanto tienen 40º de fiebre.

Estoy perfectamente.
La gracia de esto es la siguiente: viene una persona que aporta poco o nada y con su irracional testarudez es bastante probable que una o dos personas sanas se contagien. Que, por supuesto, se tomarán de dos a tres días de reposo o incluso de baja.

¡Ah, tenemos que dar gracias a Marta que nos consigue vacaciones gratis!

Lo dicho, hay gente que es imbécil.

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